N ° 27/2000
Buenos Aires, agosto 21 de 2000.-
La gran diferencia entre una gobierno democrático y una dictadura es cuales son las consecuencias de expresarnos negativamente sobre el gobierno de turno. Apoyarlo y expresarnos favorablemente podemos hacerlo en todos lados, mal y sin consecuencias personales solo en democracia.
Pero no en nuestra democracia. La actitud de sancionar a militares retirados por emitir opiniones políticas que fueron consideradas críticas de la gestión del gobierno. La disciplina militar debería aplicarse por criticar la conducción militar no por tener opiniones políticas diversas del gobierno. Especialmente en cuanto a militares retirados que son ciudadanos libres e iguales ante la ley a cada uno de los demás.
Por otro lado es mejor que las digan abiertamente y no que conspiren.
Estas sanciones al Contra Almirante Alfredo Fernández fueron dispuestas bajo la órbita de un Ministro que se dice liberal, López Murphy. Bien podrían empezar por recordarle a este ministro que el liberalismo no es la ortodoxia monetaria y fiscal sino ante todo el respeto de las libertades y derechos individuales.
Pero mayor asombro causa leer las declaraciones por las cuales fue sancionado, de los cuales reproduciré algunos párrafos:
“Ocasión más que propicia para reiterar, con profunda convicción, nuestro inveterado respeto por las instituciones de la Nación. Respeto que en su defensa pudo haber llevado a hombres como nosotros, al servicio de las armas, a no distinguir entre el amor a la Patria y el ejercicio del Poder, pero que nunca estuvieron acompañadas de intenciones bastardas y si, en cambio, con el aliento y el acompañamiento y comprensión de las mayorías silenciosas, tan confundidas como pudieron estarlo aquellos hombres. Es que de alguna manera la historia nos había enseñado que el alzarse en armas no estigmatizaba a los partidos políticos ni a las fuerzas armadas que creían en la necesidad de hacerlo. Hasta que los tiempos fueron cambiando conduciéndonos hacia un resurgimiento de la democracia que, aun en su imperfección, nos indica el mejor de los caminos a transitar.
Es hora ya de plantearse cual debe ser el camino para impedir los continuos intentos de manipulación de la Justicia por razones ideológicas, o para evitar la discriminación maniquea de los argentinos por razones de pertenecer a determinados sectores de la sociedad o para suprimir la historia reciente que se enseña en la mayoría de los establecimientos educativos.
Cuando desde el poder se intenta la liberación de terroristas asesinos contra la voluntad de la mayoría del pueblo.........cuando el Ministerio Público acepta mansamente que funcionarios argentinos y extranjeros reconozcan explícitamente la jurisprudencia penal extranjera sobre hechos ocurridos en nuestro país, así como invariablemente se inactúa ante la recurrente apología del delito por parte de sectores radicalizados.....Se dictan leyes que no se cumplirán. Se crean impuestos que se pagarán, Se anuncian proyectos que no se concretarán. Se rebajan los haberes de quienes no podrán protestar.....”
No se trata de solo de una crítica sino que comienza con una dura autocrítica de los propios militares. No existe razón para sancionar a alguien que dice esto porque la verdad no debería ofender.
Muchas frases de ese discurso no las comparto, otras sí. Pero si somos realmente democráticos lo que no se puede compartir de ninguna manera es la sanción al Contra Almirante Fernández, ni la aplicada hace una semana al Teniente Coronel Nani.
Sino se trata de una farsa democrática donde solo admitimos que algunos hablen de aquello que nos conviene.