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N ° 24/2000

Buenos Aires, julio 31 de 2000.-

ATAQUE A LA DEMOCRACIA EN PERÚ

      El odio personal que Mario Vargas Llosa tiene por Alberto Fujimori ha llevado a que muchos pensadores liberales se unan al coro de comunistas guevaristas y maoístas que encabezan la furiosa oposición al gobierno peruano. Por un lado los mismos legisladores de la oposición juran sus cargos mientras alegan que las elecciones por las cuales ellos son diputados son fraudulentas. Si así lo fueran no debiesen ni jurar sus cargos.

      Alejandro Toledo derrotado en las elecciones aparecería como una demócrata moderado occidentalista en estos días se esta echando en brazos de las fuerzas marxistas opositoras. Sus actos se llenan de activistas con pasamontañas que portan banderas rojas con cara del genocida Che Guevara y llevan bombas molotov para incendiar edificios gubernamentales o de empresas privadas.

      En nuestro país las columnas de fuerzas marxistas se dedicaron a atacar al gobierno de Fujimori frente a su embajada. Si los comunistas y terroristas guevaristas, castristas son la alternativa democrática a Fujimori, ciertamente que algo anda mal. Porque aun con sus imperfecciones la democracia del Perú con Fujimori tiene posibilidad de cambio, pero con “regímenes democráticos populares” ni siquiera existe esa posibilidad. Si no veamos el caso de Fidel castro en Cuba

      Allí se sumo otro acto de agravio y muchachismo político de algunos argentinos con la visita de Alfonsín a una manifestación que encabezaba Alejandro Toledo. Visita por cierto breve ya que Alfonsín partió a las pocas horas para ver perder a nuestra selección de fútbol frente a la brasileña. Lo que demuestra que para Alfonsín era solo un show para la prensa progresista, porque si la situación hubiera sido la que él describía ciertamente rajarse por el motivo mencionado no tiene ninguna seriedad.

      Por cierto que con su habitual soberbia Alfonsín señalo que él estaba allí para luchar por la democracia que querían la mayoría de los peruanos. A quienes ciertamente no se les ocurriría preguntarle que democracia quieren ante el riesgo que no fuera una socialdemocracia basada en la ética de la solidaridad que Alfonsín nos impuso entre 1983 y 1989 con tanto éxito.

      La Alianza sigue jugando a la “oposición” parecen no darse cuenta que es gobierno. Fujimori es tan presidente del Perú como de la Rua lo es de Argentina, no tenemos ninguna justificación ni política ni moral para juzgar y entrometernos en la política interna y partidaria de otros países. Como tampoco admitiríamos que alguien venga a decirnos que de la Rua no debe ser presidente porque tuvo menos de la mitad de los votos validos emitidos.

      Fujimori saco mas votos (en porcentaje) que De la Rua, pero este se permite juzgar sus calidades institucionales. Alfonsín que en lugar de combatir a las guerrillas termino alentándolas hasta el trágico intento de copar el Regimientos de La Tablada y hacer un golpe de estado popular en forma inmediata. Fujimori los combatió con la ley, con el apoyo de su pueblo y sus fuerzas armadas y de seguridad, los guerrilleros y terroristas marxistas están presos con juicios regulares.

      Hasta los EEUU desistieron de descalificar las elecciones presidenciales del Perú. Pero nosotros con esa soberbia propia del muchachismo neoradical que desde 1983 impregna a ese partido queremos ser jueces de la “calidad de la democracia”. Por cierto que habida cuenta los antecedentes de la mayoría de nuestros políticos, pensadores y periodistas, lo de juzgar democracias ajenas nos queda demasiado grande.

      Me gustaría ver a todos estos valientes ir a La Haban y gritarle algo en contra a Fidel Castro que ya lleva 40 años como dictador, sin elecciones, ni prensa independiente, ni partidos políticos (los prohíbe la constitución. Pero no a La Habana solo se animan a ir para criticar a los EEUU y al embargo. Son unos falsos y maricones.

      Finalmente la actitud del gobierno neoradical del Dr. De la Rua que esta entregada a los intereses de camarillas gubernamentales y partidarias antes que a los intereses de la Nación solo nos da vergüenza y nos lleva a pedir perdón al pueblo peruano por la soberbia que agravia y la agresión de algunos connacionales.

 

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