N ° 22/2000
Buenos Aires, julio 17 de 2000.-
La organización CAME (Coordinadora de las Actividades Mercantiles Empresariales) impulsa un proyecto de ley por la cual el comercio no pueda abrir los días domingos. La justificación de dicha norma es ayudar a sus asociados, los comerciantes, a competir mejor con los supermercados, etc. También impulsa que se suspenda en todo el país la habilitación de nuevos supermercados mayores a 1000 m2 de superficie.
Se me ocurre que los fabricantes de velas podrían pedir que se prohíba vender electricidad los domingos así ellos podrían vender más velas. Igualmente deberían los chasquis, mensajeros y correos con los servicios de telefonía, de esa forma ellos podrían llevar nuestros mensajes los domingos sin la odiosa competencia de las telefónicas, o los vendedores de carbón y leña que si lograran que se prohíba la venta de gas los domingos podrían vender más.
Puede haber muchas razones más para detener el progreso, pero después mejor no nos preguntemos porque perdimos competitividad, tenemos desempleo, etc.
La propuesta de CAME es una verdadera afrenta al sentido común y a la experiencia histórica pero también la muestra que no todos aprenden de la experiencia. Con el criterio de CAME y los políticos que apoyan sus iniciativa la humanidad jamás hubiera progresado, seguiríamos huyendo delante de los dinosaurios.
Lo que los individuos y empresas necesitan para competir es quitarse de encima todas las regulaciones burocráticas pseudo legales que los asfixian, una simplificación y reducción impositiva.
Por caso Alfredo Coto solo era un carnicero, tenía varias carnicerías pero no dejaba de ser un carnicero. Él mismo lo cuenta con orgullo y en su oficina tiene un cuadro de cuando a los 9 años ayudaba a su padre en la carnicería del mercado de la calle San Martín entre Paraguay y Charcas. Pero cuando Coto advirtió que el mercado demandaba mejores servicios y menores precios se adaptó, creció y compite, es uno de los más grandes empleadores del país, solo su empresa da trabajo a más de 15.000 personas. Coto no pidió jamás que le cerraran el camino a nadie para evitarse competir.
A muchos autores de negocios les gusta el ejemplo de Sam Walton que desde una tienda de Arkansas (uno de los estados más pobres de los EEUU) creo el gigante Walmart. A mí me gusta el ejemplo de Alfredo Coto que en país mucho más complejo y antiempresario como el nuestro compite contra Walmart con éxito.
Por fin como consumidor y ciudadano argentino prefiero tener electricidad gas, teléfonos y supermercados, de lunes a domingo. No quiero volver a antes de Menem.