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N ° 22/2000

Buenos Aires, julio 17 de 2000.-

ÑOQUIS ALIANCISTAS

      Con su habitual marketing denuncista el Vicepresidente Carlos Chacho Álvarez hace algunas semanas formuló la denuncia de que existirían 800 ñoquis en el Senado de la Nación. Logrados los titulares y flashes de cámaras amigas prontamente cambio de rumbo y los ñoquis desaparecieron como por arte de magia.

      Con cierta maldad algunos dijeron que al Chacho le convenía olvidar el tema porque él mismo había sido ñoqui en la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado Nacional hasta 1989. Porque si su cómplice política, Rosa Graciela Castagnuola de Fernández Meijide que ha sido triplemente ñoqui, las investigaciones pudiesen terminar mal para ellos.

      Una cuestión no menor es que muchos de los políticos más poderosos de la Argentina han pertenecido al Senado de la Nación, o lo han presidido como Vicepresidentes de la Nación, por caso Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, y los senadores nacionales Fernando de la Rua (hoy Presidente de la Nación), Ramón “Palito” Ortega (compañero de fórmula presidencial de Eduardo Duhalde), Rosa Graciela Castagnuola de Fernández Meijide, etc. y ninguno vio nada. ¿O fueron todos cómplices y encubridores? ¿Qué responsabilidad tuvieron todos ellos si existen 800 ñoquis, o Chacho Álvarez piensa que su denuncia solo es para los giles (nosotros) y nada más?

      Dicen que el Juez Federal Literas habría iniciado una investigación para determinar si la mediática denuncia era cierta, o no. Parece que a Literas le será muy difícil encontrar 799 de los ñoquis, la pregunta es si se animará a encontrar al restante ñoqui que quedo en evidencia por la intolerancia de Alfonsín.

      Se trata de la secretaria privada del propio Raúl Alfonsín, Margarita Ronco. Alfonsín parece haberse enojado porque en el listado de empleados del Senado de la Nación difundido por Chacho Álvarez apareció su secretaria Margarita Ronco. Según relato Ámbito Financiero la reacción del ex presidente habría sido preguntar en alta voz ¿Y que quieren que a mi secretaria le pague el sueldo una empresa, un empresario?

      Alfonsín jamás fue Senador Nacional, ni el Senado de la Nación tiene porque pagarle su secretaria. Ni siquiera tenemos porque pagarle los argentinos con nuestros impuestos la secretaria a Alfonsín.

      Fue una verdadera revelación de la mentalidad alfonsinista y socialista de la Alianza. En primer lugar para Alfonsín ciertos ñoquis están bien, sus amigos y empleados. También está bien hacerse pagar sus empleados con partidas del Congreso Nacional. A tal punto que para defenderla a Margarita Ronco justifico la comisión del ilícito y al mismo tiempo la mandaba “en cana”, junto al Senador que la haya nombrado y este justificando sus servicios en favor del Senado Nacional.

      Un ejemplo más de complicidad con este nombramiento sucedió en el programa Día D, donde empezaron a leer con entusiasmo los nombres de los parientes y conocidos empleados en el Senado pero al llegar a Margarita Ronco, Tenembaum y Zlotowiazda se apuraron a cambiar el tema, intentando tapar el yerro de denunciar a la secretaria de su admirado Alfonsín.

      Por eso el Juez Literas y los fiscales no necesitan mucho para al menos encontrar un ñoqui en el Senado, algo que otros jueces ya no hicieron cuando se denuncio a la moralista Rosa Graciela Castagnuola de Fernández Meijide.

      Obviamente que por mí lado en especial me repugna pagar impuestos para pagarle la secretaria a Alfonsín, con el daño que hizo a la Argentina entre 1983 y 1989 debería estar trabajando para indemnizarnos y encima le pagamos la secretaria.

      Si Alfonsín cree que los argentinos debemos pagarle una secretaria debería ser por lo menos honesto y pedirlo expresamente. En los EEUU los ex presidentes gozan de una partida anual para sostener una oficina y algunos asistentes. Me parecería más razonable hacerlo en forma transparente que con nombramientos por no trabajar. Pero Alfonsín como muchos otros políticos prefieren hacerse los humildes y austeros, pero son verdaderos corruptos al desviar los fondos públicos a sostener sus oficinas personales. Ni siquiera tienen el valor, lo que todo hombre de bien debe tener para impulsar que si quieren esos privilegios todos los ciudadanos los conozcamos.

      Los peores y más corruptos privilegios son aquellos que hasta se enmascaran. Yo no quisiera pagarle su secretaria a Alfonsín, pero mucho menos que hacerlo y que se la den de honestos, o al menos no sea bien explícito que gozan de esos privilegios.

 

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