N ° 21/2000
Buenos Aires, julio 09 de 2000.-
La mayoría de nuestros políticos a lo largo de la historia han sido abogados y militares, algunos médicos y sindicalistas, pero algunas excepciones no alteran aquella mayoría. En cualquier caso abogados, políticos y militares se llenan la boca con palabras de halago al pueblo y a la voluntad popular, pero en sus actos lo relegan al papel de mero espectador y contribuyente.
Nuestra Constitución Nacional dispone desde 1853 es establecimiento del juicio por jurados y la reforma de la legislación en general. Esta ultima parte se refería a quitar poder a los funcionarios y a desregular para terminar con la legislación llamada de Indias que nos habían dejado los reyes, porque nos habíamos independizado en 1810 pero seguíamos cumpliendo las leyes españolas.
El juicio por jurados sin embargo 147 años después ni siquiera esta en la agenda de los políticos. Tampoco en la de los abogados que pretenden reservarse el monopolio del conocimiento jurídico y la apreciación de las pruebas. Por mucho que los políticos, opinadores profesionales y periodistas hablen de cómo mejorar la justicia la única forma de hacerlo bien es democratizándola.
En otras palabras estableciendo el juicio por jurados. Nada mejor para que todos creamos en las sentencias judiciales que ellas emanen del pueblo y no de un juez “apretado por los periodistas y políticos”.
Si O.J. Simpson hubiera sido juzgado en Argentina el grupo Clarín lo metía en la silla eléctrica. Ningún juez se hubiera animado a declararlo inocente.
Cada vez que existe un juicio controversial nos dividimos en aquellos que sostienen que la sentencia fue arreglada y los que sostienen lo mismo. Todos terminan creyendo que las sentencias obedecen a presiones, y muchas veces es cierto. Frente a esa situación esta la cobardía de los políticos y abogados con cumplir la Constitución.
No imagino mejor forma de contrarrestar el linchamiento publico anticipado y dirigido desde grupos mediáticos como Clarín que un jurado trabajando en forma publica. Me parece mucho más difícil presionar a mucha gente que a un juez.
Por otro lado los jurados se componen de personas que pueden comprender y analizar los casos con los hechos traídos como prueba mejor que muchos jueces y abogados que solo saben leyes.
Voy a poner como ejemplo un caso publico actual ¿Qué saben Bagnasco, Massoni, Garrido, Starc, Montenegro, etc. de administrar salud? ¿Que saben ellos de administrar obras sociales y de atención de la tercera edad? ¿Puede Víctor Alderete esperar una justa comprensión de su gestión por los jueces y fiscales? ¿Puede la sociedad esperar que cada juez y fiscal que debe juzgar a Alderete aprenda administración de salud, y si lo hiciera de que le serviría luego de esos juicios? ¿Estaríamos dispuestos a que Alderete tuviera un jurado de personas expertas, conocedoras de la administración de salud, de obras sociales, de problemas de la tercera edad?
Seguramente como el periodismo en su gran mayoría ignorante de cómo se administra una obra social, de las leyes vigentes, de como se administra salud, y de los problemas de la tercera edad, nos ha intentado convencer que Alderete es culpable aun antes de haber sido acusado a la gran mayoría nos cuesta despejar la situación.
Igual sucedió con O.J. Simpson. Si hubiera sido por algunos abogados, un juez y fiscales actuando en la sombra de un expediente y con la condena mediática anticipada, O.J. estaría esperando la silla eléctrica o una inyección letal. Fue un jurado quien estableció luego de nueve meses de juicio publico que O.J. no era culpable o al menos que la fiscalia no había podido probarlo.
El jurado en su mayoría eran negros y mujeres. Algunos de los jurados expresaron que aun quienes entre ellos creían que O.J. era culpable tenían en claro que la fiscalia no lo había probado. Es decir que valoraron la prueba, los hechos con el criterio de un ciudadano medio.
Para muchos fue un fallo injusto. La población norteamericana blanca en su gran mayoría se sintió decepcionada del resultado, mientras la negra festejaba. Pero al fin todos aceptaron el fallo porque lo hizo un jurado. Cualquiera que hubiera sido el resultado con nuestro sistema judicial a los EEUU lo hubiera arrasado una ola de violencia racial. O la población negra o la blanca se hubieran sentido traicionados por el sistema y habrían reaccionado con violencia.
Los abogados, seamos particulares, jueces, fiscales no tenemos porque monopolizar el sistema de justicia, máxime cuando la misma Constitución manda democratizarla a través del juicio por jurados. Porque no somos ni dioses, ni tenemos el derecho a creernos tales.
No existe ninguna razón para desconfiar de los demás ciudadanos como hacen los políticos y abogados en general rechazando el juicio por jurados. Todo los argumentos que escucho sobre la ciencia del derecho y el proceso de valoración de la prueba solo reflejan una desconfianza mayúscula en el soberano.
Es como que los políticos tienen confianza en el pueblo para que los vote. Los abogados la tienen para tenerlo de clientes. Pero ambos le niegan a la ciudadanía un legitimo derecho constitucional a ser juzgados por jurados.
Ciertamente que cuando se cumpla con la Constitución y se establezca el juicio por jurados los abogados y jueces tendrán una enorme responsabilidad en la etapa de selección de los miembros de los jurados, así sucede en EEUU. Los jueces además deberán guiar al jurado para que comprenda las leyes, su aplicación y la valoración de los hechos.
Pero también es cierto que se terminaran las falsas y espectaculares denuncias que producen linchamientos públicos anticipados que solo tienen por fin utilizar las persecución judicial como persecución política, porque todo es puro verso y nadie se basa en hechos.
Por ultimo y en cualquier caso, siempre será preferible una sentencia por jurados de forma tal que todos podamos sentirnos mas seguros sobre la transparencia de ella y podamos aceptarla igual que nos bancamos a los legisladores y al presidente. Total esas sentencias saldrán del pueblo, que somos nosotros.
Finalmente y como abogado no tengo ningún miedo a mis clientes, no veo porque debería desconfiar si fueran jurados. Pero de muchos jueces, fiscales y otros abogados lamentablemente estoy como mis demás conciudadanos, lleno de desconfianza y temor.