N ° 19/2000
Buenos Aires, junio 20 de 2000.-
. Cuando durante el último paro nacional un grupo de manifestantes enardecidos destruyeron las oficinas de Repsol YPF en Neuquen todo el periodismo y muchos políticos buscaron culpar a los activistas sindicales. Ellos tal vez fueron la mano que rompió las oficinas pero los culpables han sido los mismos directivos de Repsol YPF y otras grandes empresas.
Durante años el Grupo Clarín en especial, los Grondona, Lanata, Majul, Nancy Pazos, Longobardi, Santo Biassatti, etc. han estado inflando y alentando a los Moyano, Laguna, Hesayne, Chacho Alvarez, Ibarra, Alfonsín, Carrió, etc. Les daban sus primeras planas, micrófonos y pantallas como si fueran los ángeles salvadores y sus ideas fueran la solución contra un modelo llamado maníqueamente “neoliberal o capitalista salvaje”.
Mientras tanto Repsol YPF, Metrogas, Aguas Argentinas, Movicom, Telefónica Argentina, Telecom. Argentina, CTI, Edenor, Edesur, Aerolíneas Argentinas, solo por citar algunas, les ponen sus avisos, financian sus programas, etc.
Esos empresarios que creen comprar la complicidad de esos periodistas con el dinero de avisos y auspicios debieron haberse preocupado antes, o al menos hacerlo desde ahora, por la política y odio hacia el empresariado que esos medios periodísticos y sus periodistas estaban creando y alentando.
Ha sido la propia imbecilidad de quienes pagan a un periodismo que ha estado y sigue apoyando valores socialistas, quienes son culpables de la destrucción de las oficinas de Repsol YPF. Son ese tipo de capitalista que Lenín decía venderían la soga con la cual serían ahorcados.
Todos los directores de esas compañías deberían ser echados por sus accionistas por haber financiado la difusión de las ideas y políticos que promueven destruir a ellas.