N ° 19/2000
Buenos Aires, junio 20 de 2000.-
Cuando el gobierno pide dinero a los bancos e inversores, coloca bonos, etc. por ello paga intereses. Cuando cada uno de nosotros gana dinero por intereses de cualquier cosa nos cobran impuesto a las ganancias.
Cuando el gobierno necesita plata nos cobra “anticipos del impuesto a las Ganancias”, pero no nos paga intereses por ello. ¿Porqué a los bancos se les paga el financiamiento y a los ciudadanos no?
Porque la legislación impositiva argentina es inmoral. Tanto que permite que el Presidente de la Nación, un Ministro o el Director de la AFIP establezcan anticipos de impuestos, los aumenten, etc.
¿Cuándo el año 2001 baje la recaudación por el aumento de los anticipos del Impuesto a las Ganancias dispuesto para este año por el gobierno cuanto aumentará el déficit fiscal, como van a financiarlo, van a disponer otro aumento del anticipo, lo llevarán al 100% o tendremos que anticiparle los impuestos de 2 años, etc?
Este aumento del anticipo del Impuesto a las Ganancias demuestra que están mintiendo con las cuentas públicas porque la baja de déficit fiscal actual es a costa de proyectar uno mayor el año próximo. Es incrementar el déficit del 2001 para ganar un tiempo ahora.
Todo ello sin contar el mayor déficit inmediato que tendrán por menor consumo y expectativas negativas de todos quienes somos extorsionados con la amenaza de la fuerza del estado.
Por cierto que la proyección de un mayor déficit para el año 2001 solo hace prever nuevos ajustes salvajes o que los inversores, bancos y agencias calificadoras de riesgo
El Impuesto a las Ganancias es inconstitucional, pero además su régimen, y en especial los “adelantos” demuestran la arbitraria ilegitimidad del mismo, el exceso de funciones y poderes que tiene el gobierno en nuestro país ajeno a todo control ciudadano.
Y por sobre todo el régimen de anticipos demuestra cuan corrupto es el sistema, como los únicos que financiamos gratis al estado somos quienes pagamos impuesto a las ganancias, nos deben reembolsos de impuestos, porque los bancos siempre cobran.
Ciertamente no se trata de “neoliberalismo” sino de corporativismo, de beneficiar a unos pocos. De ejercer la fuerza sobre los más débiles, los ciudadanos que tributamos impuestos, que somos los únicos que financiamos al Estado gratis y además amenazados como si fuéramos los culpables de todos los males argentinos.