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N ° 18/2000

Buenos Aires, junio 12 de 2000.-

NUEVO ÉXITO DEL SOCIALISMO,

AHORA ZIMBABWE

      La persecución de los ciudadanos de raza blanca en Zimbabwe tiene también una lección sobre los éxitos del socialismo y del perdurable efecto que ha tenido la actuación de Lenin en la vida cotidiana. Porque la independencia de los africanos se genero a partir del aliento a revoluciones socialistas que inicio Lenin. Pocos saben que cuando la revolución soviética de octubre de 1917 fracasa en exportarla al resto de Europa, Lenin interpretó que la clase trabajadora europea era colonialista y se beneficiaba del sistema, por lo cual no tenía solidaridad con los pueblos africanos y asiáticos. Fue ahí cuando escribió su ensayo “Colonialismo etapa superior del capitalismo”.

      Robert Mugabe es el presidente de Zimbabwe desde hace 20 años y fue adoctrinado hace ya muchos más en la Universidad Patrice Lumumba de Moscú. Esa era la “universidad” donde los comunistas formaban revolucionarios anticolonialistas y anticapitalistas.

      En estos meses Mugabe ha saltado nuevamente a los titulares por la política que alienta linchamientos de granjeros blancos y “expropiaciones populares” a los granjeros también blancos. Pero como la demagogia de Mugabe crece hace unos días anunció que serán confiscadas y repartidas en forma popular granjas por una superficie de 2.106.000 hectáreas (5.200.000 acres) Estas suman 804 nuevas granjas a confiscar sobre las más de 1.500 que fueron ocupadas por militantes de Mugabe desde febrero.

      Las tierras serán divididas bajo el principio “primeros en llegar, primeros en recibir”. Esto genera además conflictos entre los propios “veteranos de guerra de Mugabe que son beneficiados con el reparto”.

      La otra cara de la confiscación es que los granjeros, incluyendo los negros, han dejado de sembrar por temor a ser confiscados. La superficie sembrada es un 30% de la del año anterior. Ello hace prever que dentro de seis meses se producirá una hambruna en Zimbabwe y faltarán al menos 100.000 toneladas de trigo que el gobierno no tiene dinero para importar.

      También está generando que los granjeros dejen de pagar sus deudas con los bancos porque pierden sus empresas que son confiscadas. No expropiadas e indemnizadas, sino confiscadas lisa y llanamente.

      Los precios de los vegetales al público se han triplicado desde febrero, ya que se producen en las primeras granjas confiscadas que fueron las más cercanas a las ciudades.

      Además el propio Ministerio de Agricultura estima que las granjas “colonizadas popularmente” son unas seis veces menos productivas que las “granjas comerciales”. La razón es la falta de capital de trabajo, maquinarias e implementos de labranza, conocimiento de la actividad y de administración, falta de sistemas de riego y baja tasa de siembra. Por lo tanto las granjas “colonizadas producirán desde ahora solo el equivalente de U$ 32 millones contra U$ 163 que produjeron el año anterior, según las estimaciones oficiales.

      Ante esta situación también la industria ya está trabajando a solamente el 63% de su capacidad. La minería solo ha perdido el 60% de su actividad

      Es decir una repetición del éxito de la sovietización del campo ruso por la revolución comunista, con iguales consecuencias, hambre y muerte.

      Dentro de algunos meses probablemente las Naciones Unidas y otros grupos “solidarios” desaten campañas multimillonarias para obtener donaciones para combatir el hambre en Zimbabwe. Las imágenes nos conmoverán y las trilladas acusaciones contra el colonialismo, el liberalismo y hasta contra el FMI llenarán las pantallas de la televisión. Serán repetidas como siempre olvidando que el hambre de Zimbabwe es culpa de Mugabe y del “socialismo progresista”.

      Digamos desde ahora, y no lo olvidemos dentro 6 meses, que la culpadle hambre en Zimbabwe y en África en general, es del socialismo. Que las campañas de solidaridad solo sirven para llenar los bolsillos de sus promotores y algunos corruptos socialistas africanos y europeos.

      Aunque suene duro y decimonónica, la solución de muchos pueblos de África no es la caridad, sino una nueva colonización. El dinero y la ayuda deben ser sujetados a que admitan una nueva administración por otros. Los africanos mal que les pese a muchos han fracasado en el autogobierno, siguen siendo caníbales y con todo el dinero despilfarrado por sus gobernantes ya podrían estar mucho mejor.

 

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