N ° 18/2000
Buenos Aires, junio 12 de 2000.-
Casi en forma generalizada entre los círculos bien informados hay críticas a muchos jueces, en especial a los federales en lo penal. Lamentablemente muchas de esas críticas y sospechas deben estar muy bien fundadas, porque de otra forma no se explica la velocidad con la cual ceden a las presiones del gobierno de la Alianza.
Ante un fallo de la Corte Suprema convalidando reducciones de sueldo por decreto y otro de la Sala II de la cámara de Apelaciones en lo Penal aceptando a la Oficina de Encubrimientos y Persecuciones Políticas (Anticorrupción para el gobierno) políticos del gobierno y periodistas de los matutinos oficialistas (Clarín y Nación) salieron a apoyar a esos jueces.
Los comentarios quedan bien representados en las falacias y falsos juicios de valor enunciados por Bartolomé de Vedia en La Nación “El principio de la división de poderes no excluye un sano y razonable entendimiento entre poder político y el más alto tribunal de justicia, cuando ese entendimiento estratégico se funda en la necesidad de salvaguardar el supremo interés de la República y no en subalternas combinaciones partidarias”.
En su afán de complacer al gobierno ese firmante ha borrado todo cuanto La Nación sostuvo durante años. No solo por la justificación de la razón de estado contra los derechos de los individuos consagrados en la Constitución Nacional, sino por la toma de posición partidista indisimulable que significa atribuir a un presidente de la Nación subalternas combinaciones partidarias y al favorito (de la Rua) la salvaguardia de los sagrados intereses de la República.
Ni la república está por sobre nuestros derechos, ni se escribe con mayúscula, ni tiene supremos intereses distintos a los establecidos en la Constitución. El palabrerío propio del autoritarismo social estatista empleado por de Vedia se explica por su militancia política desnudada.
Por su lado el Comisario Político de la cuasi Gestapo, ex juez Massoni a cargo de la OA por su parte aprovecho la ola para presionar a los jueces federales en lo penal. Estos naturalmente desmintieron que hubiera demoras en las investigaciones contra los “emblemáticos” elegidos por la Alianza para ser condenados por ‘corruptos’. Pero el permeable y astuto Jorge Bagnasco mientras desafiaba a Massoni a denunciar ante el inútil Consejo de la Magistratura las irregularidades por otro lado le daba el gusto y procesaba sin sustento legal alguno a Víctor Alderete por administración fraudulenta.
Dicho delito se habría cometido por contratar asesorías legales y contables externas al Pami, como el viernes ordeno hacer el Presidente al Pami por decreto para el área judicial. ¿Qué harán ahora Massoni y Bagnasco?
Massoni fiel a su rol de comisario político no reclamo acelerar los procesos judiciales (que también estaría mal) sino que reclamo condenas, y puso nombres de quienes debían ser.
Pocas horas antes Jorge Lanata informó, y no fue desmentido, que durante la reunión de gabinete donde se aprobó el “ajuste” el Vicepresidente de la Nación, Carlos Chacho Álvarez expreso “sino podemos darle pan al pueblo debemos darle circo y eso quiere decir darle un preso, hay que poner preso a Alderete”. Verdadera pieza de desprecio por su pueblo, cree que debe darnos pan mientras nos lo está robando y para compensar pone presa gente elegida a dedo.
Bagnasco en su apuro por satisfacer al poder político ni siquiera tuvo la prudencia de citar también al resto del directorio del Pami que aprobó las contrataciones, ni mucho menos investigar o determinar cual fue el daño y a quien beneficio. Se limito a enunciar un daño sin demostrarlo. Peligroso antecedente este fallo del Juez Bagnasco porque demuestra el sometimiento de la justicia nacional al poder político de turno y la arbitrariedad con que se pueden manejar los jueces penales.
Tal vez alguno piense que exagero, pero este mismo Juez Bagnasco proceso al directorio del Pami que estaba en los tiempos de Matilde Menéndez y la sobreseyó a ella. Ahora hizo exactamente lo contrario sin justificación alguna, lo cual me lleva a pensar solo buscó sacarse la presión del gobierno de encima.
Por eso todos los ex funcionarios calificados como emblemáticos por la Alianza están en una situación inaceptable republicanamente. No tienen esperanza de justicia, ni para bien, ni para mal. Entre la presión de los medios de comunicación que quieren justificar sus tapas de antaño y la presión del gobierno, ambos sobre los jueces, no hay chance de un juicio justo.
Cuando O.J. Simpson fue acusado de la muerte de su ex esposa lo primero que se discutió fue como lograr que el jurado no pudiera ser presionado. Aquí a un juez se lo presiona en forma abierta y descarada y encima quieren mostrarse como “repúblicos”.
La historia debe haberles enseñado, lástima que aprendieron de Robespierre. Cuando la Asamblea estaba juzgando a Luis XVI y su familia, Robespierre hizo un brillante discurso maquiavelista, cuyo contenido más o menos decía: ‘No se trata de probar la culpa del rey sino de la necesidad política de la República de condenar y matarlo. Lo peor que podría pasar era que el rey tenga un juicio justo porque podrían encontrarlo inocente. No se trata de hacer justicia sino de una cuestión de poder y de la supresión del régimen anterior”.
Robespierre tenía claro que no buscaba justicia sino justificar su terror mediante chivos expiatorios y así establecer un nuevo poder.
Como Robespierre en nuestro país luego de más de seis meses de gobierno y los meses de preparación anterior, el gobierno no está buscando justicia sino condenas emblemáticas.
En el Pami siguen con los mismos prestadores (¿cobran ellos o no eran malos?), el avión lo sobrevaluaron para no venderlo, los impuestos no los bajaron sino que los subieron, toman champagne y viajan en primera, no curan a los enfermos, ni crearon empleos (más bien los están destruyendo), y la lista sigue. Entonces como Robespierre para ganar tiempo con el pueblo mientras lo hambrean le quieren dar algunas personas a quien odiar.
Si se trata de hacer justicia los jueces deberían no tener presiones, si se trata, como parece, de imitar a Robespierre y hacer vivir al pueblo de falsas ilusiones y demonios, al fin la misma injusticia alcanzará a sus creadores. Mientras tanto seguiremos lejos de ser una república constitucional.