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N ° 17/2000

Buenos Aires, junio 05 de 2000.-

MÁS PELIGROSO QUE EL AJUSTE,

EL CAMARADA MATRIZ LLACH

      La semana pasada el Ministro de Adoctrinamiento educativo, Juan Llach emprendió una campaña mediática para promocionar sus programas de monopolio estatal en la educación. Cabe destacar que con una honestidad intelectual inadvertida por muchos Juan Llach habla de las escuelas de gestión pública y de gestión privada.

      En otras palabras Llach reconoce que las llamadas escuelas privadas, solo tiene de ello la gestión, es decir la “hotelería”. Los programas básicamente siguen siendo impuestos por el estado.

      Me tocó escucharlo al Ministro Llach en un desayuno en la Embajada de Canadá en el cual desplegó un arsenal de cifras para demostrar como la educación argentina tienen menor inversión que americana. Por ejemplo cito que solo Harvard tiene un presupuesto anual igual a todas las universidades nacionales (públicas) y estas tienen 800.000 personas que asisten a la guardería de Shuberof y Franja Morada, mientras a Harvard asisten 20.000 estudiantes.

      Señaló también como dato alentador que Argentina esta número 14 en estudiantes de pos grado en Harvard. Claro que lo hizo en la forma de un socialista, dijo “La Argentina tiene.......” La verdad es otra Argentina no tiene ni un solo estudiante en Harvard, porque no somos un soviet, esos estudiantes no son propiedad de nadie, el solo usar ese verbo muestra el fondo del pensamiento de Llach.

      De haber sido un debate uno podría haberle señalado que sus argumentos eran falsos porque en los EEUU los aportes a la educación (pagos, donaciones, etc.) son 100% deducibles del impuesto de las ganancias y aquí no. Que todas las maravillas que expresa sobre la educación americana son fruto de un pasado donde toda la educación era privada, y que lo que aún se señala como ejemplo a imitar es lo privado, especialmente en los contenidos y programas.

      Llach quiere hacer una perestroika, es decir nos quiere convencer que el sistema de monopolio estatal de la educación es eficiente y bueno, que el problema es que ha sido mal administrado. Que bastaría cambiar los gerentes para solucionar el problema.

      La pregunta que uno debería hacerse es si el socialismo fracasa solo porque tuvo malos gerentes o porque el sistema es intrínsecamente erróneo y perverso. El socialismo, el comunismo, o el estatismo no tienen solución por mejor gerenciamiento, ni por mayores recursos.

      La segunda cuestión es porque si rechazamos que el estado y los gobiernos intervengan en nuestra religión, en nuestras iglesias, aceptamos que de lunes a viernes se mate con la educación y los valores a enseñar a nuestros hijos. Viola nuestra libertad religiosa, nuestra intimidad.

      Pero además desde hace 130 años el estado maneja la educación argentina. En otras palabras el fracaso actual es del estado y de su manejo monopólico de la educación. Lo que el camarada Matrix Llach propone y alienta es el socialismo, el estatismo, con rostro humano amigable y ‘honesto’.

      Nada más peligroso que ello. Porque es mantener el sistema que nos trajo hasta aquí, el que ha transformado a generaciones y generaciones de argentinos en pasivos conejillos de indias del estatismo. Es asegurarle a los políticos un pueblo dócil e inculto al cual manipular fácilmente para echar culpas propias sobre espaldas ajenas.

      Deben haber existido nazis y comunistas amigables, amables con sus víctimas, que no robaban, ni mataban con placer. Pero igualmente servían al sistema, y aun peor ayudaban a mostrar a los enemigos del sistema como falsos propagandistas. El camarada Matrix Llach cumple esa función es el promotor con rostro humano de un sistema que nos roba la educación de nuestros hijos, que nos quita el ejercicio de la primera y más importante responsabilidad. Después las demás libertades y derechos son fáciles de suprimir.

      El problema es que el camarada Matrix Llach nos quiere convencer que el sistema es bueno, que solo estuvo mal administrado, pero el problema es el sistema en sí mismo.

      Una segunda iniciativa que el camarada Matriz Llach está promocionando es la nueva fundación “Evita”. Es el Instituto de Financiamiento Educativo y para el cual ha conseguido la participación de numerosas personalidades de prestigio que enceguecidas por las alfombras del poder y la vanidad de su capacidad personal.

      En primer lugar toda burocracia tiene vida propia, así es que por muy honestos y capaces que sean hoy quienes lo integran, nada asegura que en el tiempo no se transformen en un ente burocrático gigante que termina por auto justificar sus políticas y existencia. Que cuando se lo quiera eliminar algún día dentro de muchos años sus funcionarios, los políticos y muchos periodistas no terminen siendo los primeros opositores a ello, aun cuando hubiera terminado no cumpliendo sus fines. Siempre estará la excusa que fueron los funcionarios políticos los desnaturalizaron las funciones, se robaban todo, se pagaban sueldos elevados, etc.

      En segundo lugar es un remedo de aquella fundación Evita “ fin noble” (decidido por el solicitante como tal. En este caso para ayudar a escuelas apadrinando escuelas pobres. Es un apriete, un camino para la corrupción y el intercambio de favores non sanctos.

      Con las mejores intenciones se puede ayudar empedrar el camino al infierno. Con las mejores intenciones se puede servir al sistema estatista y llevar a más generaciones de argentinos al atraso, a la pobreza y a la resignación de sus derechos. A esto está convocando el camarada Matrix Llach. No nos dejemos engañar por las formas suaves y amables, ni por su honestidad personal, el camarada Matrix Llach está montando y perfeccionando una gigantesca máquina de opresión y lavado de cerebros, está armando la procesadora que alimente a los políticos y nos quite la libertad.

      Los empresarios si realmente quieren una mejor educación deberían exigir en cada convite de nuestra nueva Evita ¡No! Si quieren nuestra ayuda exijamos que nos devuelvan el derecho a educar a nuestros hijos en forma libre. No se trata de arreglar un sistema, sino de cambiarlo. El camarada Matrix Llach, la nueva Evita de la Alianza, solo quiere perfeccionar la máquina de oprimir y manipular mentes.

      La tercera iniciativa es el famoso portal educ.ar, que hasta hoy es solo un portal de propaganda de la Alianza. En este caso el camarada Matrix Llach demostrando que todos sus planes se orientan a mantener el monopolio educativo en manos del estado explicó que la “sociedad del estado” será quien ‘vele por la excelencia de los contenidos’.

      Me pregunto que estuvieron haciendo estos últimos 130 años. ¿No velaron antes de ahora por la excelencia de los contenidos? La verdad es siempre la misma, todo está centrado en administrar “mejor” un sistema perverso. Si alguna vez los obispos se ocuparan de los que deben se darían cuenta que este reputado camarada católico, Matrix Llach, está creando una formidable máquina de lavar cerebros y manipular personas.

Ya llegará el día en que los educadores estatales velen por la excelencia de contenidos y enseñen por ejemplo que La Biblia miente. Esto sí me suena a pecado. La herramienta se las habrá dado el camarada Matrix Llach.

      No hay que dejarse confundir con su “impecable reputación”, sus planes están destinados a seguir dejando el lavado de cerebros en manos del estado.

 

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