N ° 15/2000
Buenos Aires, mayo 22 de 2000.-
Con la demagogia habitual de los legisladores vernáculos en la provincia de Buenos Aires se reglamentó la apertura de nuevos hipermercados en dicho territorio con superficies superiores a los 1.000 m2. La reglamentación es de hecho la prohibición absoluta salvo pago de coimas.
Frente a esta situación los supermercadistas pusieron el grito en el cielo, pero Alfredo Coto demostró un sentido común ejemplar. Lo primero que reconoce es que la norma lo favorece a él y a su empresa, porque cierra el mercado y le evita nueva competencia. Pero a renglón seguido dice que como argentino significa un fuerte retraso para los ciudadanos que se verían beneficiados con las inversiones y la competencia.
Alfredo Coto es un ejemplo de empresario en todo el concepto, puede diferenciar los beneficios para su empresa del marco legal pero a la vez sabe que el cierre de los mercados a largo plazo es una soga al cuello. Por eso expresa que se tardaron 40 años en terminar con un proteccionismo absurdo que retraso inversiones y que un nuevo cierre sería volver al pasado. Y sabe que si hoy lo cierran, mañana podría volver abrirse y entonces su empresa habría perdido la capacidad de competir.
Es el tal vez la representación del modelo neoliberal, del empresario de verdad del que compite y paga impuestos, del que no busca su beneficio en un privilegio del estado. Por eso cuando la economía argentina cambio con Menem muchos vendieron sus empresas, porque sabían venderle caro y mal al estado pero no se animaron a competir.
Alfredo Coto factura más de 1.700 millones por año y da empleo en forma directa a más de 18.000 personas. Su empresa compite con gigantes mundiales y no pide que le cierren mercados en su favor. Un ejemplo para muchos, alguien que se izó a sí mismo, alguien que como Sam Walton (creador de Walmart) es un caso digno de estudio, respeto, y emulación.