N ° 14/2000
Buenos Aires, mayo 15 de 2000.-
Esta semana la AFIP dispuso que para adherir a la moratoria debe tenerse una cuenta bancaria de donde se realizarán los pagos vía débito automático.
Así mientras el Presidente Fernando de la Rua sigue empeñado en lograr éxito con la moratoria como demuestran los numerosos y densos avisos donde alienta a la ciudadanía a adherir a ella, don Carlos Silvani, administrador de la AFIP o la sabotea o hace un negocio con ella.
En primer lugar la AFIP no tiene ninguna facultad para obligar a nadie a abrir una cuenta en un banco. Los contribuyentes pueden pagar como quieran. Cualquier razón que se esgrima, por técnica que aparezca, no puede esconder el abuso de poder e intromisión en la vida privada que la AFIP realiza con este tipo de regulaciones.
En segundo lugar dado que muchas cuentas corrientes se hallan cerradas justamente por denuncias de la AFIP, aun ni siquiera probadas judicialmente pero fruto del autoritarismo estatista, por lo cual miles que quieran adherir a la moratoria no podrían hacerlo por culpa de la propia AFIP.
Igualmente las cuentas corrientes bancarias como todos sabemos en nuestro país tienen un costo muy elevado, comisiones, seguros, y hasta IVA sobre ellos, etc. hacen de esta nueva obligación impuesta por la AFIP un nuevo negocio para el sector bancario.
Los bancos adicionalmente ganarán dinero con la tenencia del dinero extra que esta norma creará. Por cierto si un banco se cae con el dinero de una cuota adentro la AFIP igual querrá cobrar, con el consabido perjuicio para el contribuyente.
Ello sin contar con la corrupción que pueda demandar “agilizar” trámites en AFIP y el BCRA para reabrir cuentas para entrar a la moratoria.
Así esta resolución de Carlos Silvani puede enmarcarse desde dos ángulos no excluyentes. Primero están saboteando la moratoria dispuesta por el Presidente de la Nación. Segundo están generando un negocio artificial para los bancos.
En cualquier caso, y sin perjuicio de recibir, o no, coima personalmente por esta resolución, la AFIP está haciéndole un negocio a los bancos, dificultando en forma irrazonable adherir a la moratoria, y atropellando los derechos de los ciudadanos.