N ° 14/2000
Buenos Aires, mayo 15 de 2000.-
Desde hace más de 41 años cuando Fidel Castro tomo el poder en Cuba cientos de miles de cubanos debieron emigra. La mayoría con grave riesgo para su vida. La obvia elección de los exiliados cubanos fue asentarse en los EE.UU. Hoy suman un millón largo de cubanoamericanos en USA. Sus principales comunidades están en Miami, el sur de la Florida y Nueva Jersey.
Contrariamente al caso de Elian González en los años 60’ el gobierno americano con la Cruz Roja organizó un programa llamado Peter Pan (para los cubanos es Pedro Pan) por el cual trasladaron 15.000 niños cubanos a los EE.UU. para que fueran educados bajo tutoría o adopción por familias norteamericanas. Entonces no importaba tanto la paternidad, sino que se privilegió la libertad de los niños.
La historia de Elian González y las diversas reacciones ante el caso exhibieron algo más que el debate por la vida afectiva de Elian y de su libertad. Exhibieron repentinamente un odio y envidia por la comunidad cubanoamericana difícil de comprender a primera vista.
Sucede que los cubanos anticastristas son el único grupo de exiliados modernos, de exiliados latinoamericanos que no huyeron del nazismo, de dictaduras militares derechistas, fascistas, etc. Todo lo que ha hecho de otros grupos simpáticos para la prensa internacional.
Los cubanos exiliados en USA apoyaron la posición dura de los EE.UU. durante la guerra fría, no traicionaron a los soldados enviados a Vietnam, ni se sumaron a los pacifistas que manipulaba la Internacional Comunista.
Tampoco se convirtieron en una minoría llorosa y envidiosa que culpara a los WASP (whites aglosaxon and protestants) por su destino. Ellos llegaron literalmente con lo puesto, tal vez algunos con un puñado de dólares, pero no más. Y no se plegaron a los activistas de las minorías, a los afroamericanos, a otros latinos, para pedir subsidios y privilegios. Se encontraron con una nación donde podían labrarse su destino personal en libertad y lo hicieron.
Como inmigrantes conscientes del casi imposible retorno se aplicaron con dureza a trabajar y progresar, a ganarse un espacio en el país que los acogió. Allí donde, además, sus comunidades crecieron ganaron espacio en la política también. Y como cualquier inmigrante, pero reforzado por la naturaleza de exilio y los amigos, parientes, etc. aun bajo el régimen comunista de Castro, conservaron su ser nacional.
La historia de Elian González demostró como otras minorías y grupos exiliados se unieron para atacar a los cubanoamericanos. Afroamericanos y red necks que enarbolaban la bandera de la Confederación, cantaban juntos contra la comunidad cubana. ¿Qué los unía? A unos la envidia por el progreso de la comunidad cubanoamericana, otros sumaban a ello que la hayan hecho sin haberse considerado minoría necesitada de protección especial del estado.
Pero a esa historia del exilio cubanoamericano debe sumarse el odio disimulado de muchas formas, pero odio al fin, que tienen muchos jet seters y la prensa en general. Los jet seters tienen temor de ser enviados al ostracismo de las cámaras televisivas por los periodistas “progresistas”.
Los periodistas “progresistas” no olvidan su pertenencia al campo socialista, aun cuando vivan en USA. Ellos se consideran los ‘sensibles’, los ‘política y moralmente correctos’. Del otro lado están los capitalistas, los liberales, conservadores, etc. y el exilio cubanoamericano casi en forma unánime siempre estuvieron entre estos últimos.
Cuatro décadas de ir mostrando al exilio cubanoamericano como trogloditas, por envidia, por militancia socialista, etc. ha hecho su trabajo. Han logrado que la mayoría de los norteamericanos con el fin de la guerra fría olviden que a los prisioneros norteamericanos en Vietnam los interrogaban y torturaban agentes castristas, que los cubanoamericanos no protestan incendiando ciudades, barrios, edificios como los afroamericanos y luego piden subsidios para su reconstrucción.
Para esa prensa progre los cubanoamericanos siempre fueron un horror. Son un grupo que no se declaro víctima del imperialismo capitalista norteamericano, que no reclamo el status de minoría, ni pidió privilegios. Trabajo duro, compitió, se hizo parte del sueño americano.
La ‘media’ norteamericana está llena de Janes Fonda de Turner que prefería el vietcong a los infantes de marina americanos, pero se ganan los dólares en los EE.UU. hablando mal del sistema que les da la riqueza. Y esa ‘media’ no le perdona al exilio cubanoamericano ni sus ideas, ni su éxito, ni siquiera su pacifismo.
Tal vez hubieran preferido que quemaran medio Miami, a al menos alguno de sus barrios para poder mostrarlos como hacen cuando los negros queman medio Los Angeles porque atrapan a un asesino negro.
Desde hace 41 años el exilio cubanoamericano y el cubano en general en todo el mundo, no ha sido un exilio simpático. Ni ha obtenido el apoyo que sí le han dado a guerrilleros y terroristas castristas, soviéticos, etc. Por el contrario la prensa ‘progre’ ha buscado siempre aislarlo y ayudar a Fidel Castro por quien no pueden ocultar sus simpatías en su campaña para desacreditarlo.
Pocos políticos han tenido el valor de decir la verdad, o no dejarse extorsionar por ese periodismo ideologizado, que viste piel de cordero pero como aquellos 10 de Holywood trabajan para el socialismo. Es ese periodismo que no tiene la honestidad de admitir que apoyaron al comunismo cuyas dictaduras, con la deshonrosa excepción de la nazi, han sido las más sangrientas y atroces de la historia.
Fidel Castro figuro entre sus protegidos, por ello debían desprestigiar al exilio cubanoamericano. Para no aceptar una vida en el error justificando y apoyando el horror, esos periodistas progres, todavía hoy viven buscando evitar el juicio moral de la historia y los pueblos. En ese camino encuentran al exilio cubanoamericano como políticamente incorrecto y así lo muestran. Es un servicio al dictador Fidel Castro de quien reniegan desilusionarse.