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N ° 11/2000

Buenos Aires, abril 24 de 2000.-

UN GOBIERNO EQUIVOCADO Y OTRO TRATO AUTORITARIO

“es necesario aumentar el ingreso público y eso no puede hacerse a través de nuevos impuestos o mayores tasas...  no hay posibilidad de aumentar la presión tributaria sobre quienes ya pagan” Plataforma electoral de la Alianza en 1999.

      ¿Lo habrá leído don Fernando De la Rua, o solo cree que no tenemos memoria? ¿Cuándo mintieron ayer o ahora? Si nos mintieron a todos en su campaña resulta bastante difícil que ahora no entiendan porque hay una rebelión fiscal cívica en marcha.

      Mentir también es corrupción. Mentir para tomar el poder es aun más corrupto. Por eso desconfiamos de su nueva propuesta, porque hasta ahora el Presidente De la Rua ha demostrado que la fiesta es para ellos, para unos pocos aliancistas.

      En pocos meses nuestro nuevo monarca, Don Fernando Devalúa entro cuatro veces en nuestras vidas desde la cadena nacional de radio y televisión, avasallando nuestra libertad y privacidad. Por muchos años con la administración de Carlos Menem habíamos perdido el espejo retrovisor pero la Alianza con sus ideas socialistas nos está devolviendo al pasado.

      Fue la cuarta vez desde su asunción a la presidencia que Fernando De la Rua ha usado la cadena nacional de radio y televisión. Bendita televisión por cable dicen los más pudientes que pueden evitarse el discurso de turno. Mientras los demás deben aguantarse que un “producido” presidente nos conmine a pagar impuestos porque él “necesita la plata”. ¿Habrá otros Hagelin con abogados padre y hermano de Aníbal Ibarra para tanta ansiedad?

      Desde diciembre nos estamos acostumbrando a una nueva política, la culpógena y del pasado. Cada vez que la Alianza hace una macana, es decir todos los días, en lugar de explicarla o rectificarla, nos dicen que “hubiera hecho la administración menemista en ese caso”, sucede que son ellos quienes están en el gobierno.

      Siempre están buscando algún culpable en otro lado, en el pasado. Si baja la recaudación es por el agujero “heredado”, no por la profecía autocumplida gracias al impuestazo. Si se descubren actos de “corrupción” la referencia es que ellos remueven a los funcionarios sospechados y Menem no lo hacía. En realidad echarlos justifica las sospechas porque violan la presunción de inocencia. Claro que la hemos perdido por el temor a la prensa.

      Mirando al pasado porque estamos discutiendo nuevamente por la guerra sucia, pero como en 1983 en forma tuerta. No hubo terrorismo, ni guerrillas, no hubo amnistía en 1973, ni reclamos radicales en 1974 y 1975 de reprimir a la guerrilla que nos había declarado la guerra, ni hubo decretos de Luder ordenando la aniquilación del enemigo. No parece que solo hubo un grupo de militares delirantes y exaltados que un día decidieron matar algunos miles de buenos chicos que estaban acampanado en el monte tucumano, o visitando Monte Chingolo.

      Ahora Gil Lavedra verdadero hipócrita de los inhumanos derechos de la guerrilla procomunista, nos anuncia con su colega Federico Storani que harán una Segunda Versión del Nunca Más, más completa. ¿Será aquella promesa alfonsinista, jamás cumplida, de mostrar también la agresión terrorista y guerrillera?

      No queridos lectores, solo se trata de mostrar más a fondo la represión, como si estuviera en discusión por alguien hacer algún nuevo golpe de estado. Salvo que una vez más conocedores de su propia ineficiencia crean que la salida no será una derrota electoral sino un golpe militar. Lamentablemente para ellos no será así, si gobiernan mirando al pasado en forma tuerta y siguen por el camino de fracaso que llevan van a ser derrotados en las urnas.

      Volvamos a la propuesta de De la Rua para un trato con los ciudadanos. En primer lugar no queremos pagar más impuestos, ni queremos que Ud. meta preso a nadie. Simplemente porque Ud. no es juez, es presidente, es el jefe de la administración pública. Juzgar y condenar es función de los jueces, no del presidente. Cuando un presidente amenaza y promete prisión a los “contreras” sabemos que hoy son los evasores, mañana cualquiera que este en contra por lo que fuere. Creando un chivo expiatorio culpable de los males nacionales se llega al autoritarismo. Alguien que no cree en la división de poderes, que se cree que como jefe del gobierno es nuestro papá, el director de la “moral pública”. A esos en la historia se los llama dictadores y siempre es así, hay un grupo de culpables. La sinarquía internacional, los capitalistas explotadores, los contreras, los judíos, etc., y ahora a esa lista agregamos quienes no pagan impuestos.

      No se trató de un párrafo cualquiera donde el presidente promete reunir el poder de justicia en sus manos, fue casi su conclusión final y lo que él pretende sea su parte del trato que propuso por la cadena de radio y televisión.

      Habida cuenta de sus promesas electorales, de la plataforma de la Alianza que prometían bajar los impuestos y que los subieron, no resulta casual que no le creamos a este gobierno. De la Rua ya nos engaño una vez. ¿Porque no lo haría otra vez?

      Desde que fue electo y comenzaron con el impuestazo hemos sostenido que a la evasión y la elusión se la combate con la reducción de impuestos.

      No menos falaces en su discurso fueron las palabras “Uds. me pusieron aquí”. Hasta ahora creía que desde hace muchos años De la Rua estuvo trabajando y en campaña para ser presidente. Quienes lo votaron no lo ‘pusieron ahí’, se lo busco él mismo y con toda la ambición que se necesita para llegar a ese cargo. Y ciertamente ni la mayoría de los argentinos lo voto. Sí saco casi un 48% de los votos emitidos, pero eso no es la mayoría, ni todos.

      Por todo eso los ciudadanos debemos rechazar su propuesta. Porque la Alianza gobierna echando culpas, mirando al pasado, porque ya mintieron una vez con sus propuestas, porque crear un “grupo de culpables” que sean el objeto del odio popular para consagrar las razones de estado es contra los derechos y libertades de las personas, porque finalmente el presidente no es juez, ni podemos permitir que sueñe con ello.

Lección de historia: En el año 1797 el gobierno británico estableció un impuesto sobre la venta de relojes para financiar la guerra con Francia. Seguramente los políticos de entonces consideraban a los relojes como un objeto de lujo y decidieron financiar la guerra con un impuesto a los “que más tienen”.

La caída de ventas fue tan grande que la recaudación de ese impuesto resulto insignificante, pero hubo pérdida de empleos y otros consumos. Solo un año después y a pesar de continuar en guerra el impuesto a la venta de relojes fue derogado.

La otra forma de abordar el problema impositivo: José Manuel de la Sota, Gobernador de Córdoba en la revista Noticias aparecida el 15 de abril de este año dijo lo siguiente:

·        “Un IVA del 21% es la mayor tentación para evadir. Ninguna actividad lícita da esa rentabilidad”

·        “Yo no veo en cada ciudadano a un infractor. Veo a una persona buena a la que le tengo que facilitar las cosas para que pueda cumplir con sus obligaciones. Ahora, es inmoral no pagar los impuestos cuando son baratos.”

Para un presidente radical aprender de un gobernador justicialista, o de un caso sucedido en Gran bretaña hace 203 años es difícil. Para nosotros ciudadanos hay tiempo.

 

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