N ° 10/2000
Buenos Aires, abril 17 de 2000.-
N. de la R. La siguiente es una nota que escribió José Benegas para una revista y no fue publicada pero la creo muy oportuna.
La "modernidad" en materia de Derecho Penal, caracterizada en parte por su internacionalización creciente, conlleva, sin que muchos lo adviertan, una tendencia benévola con los agresores y tremendamente despótica con los defensores.
En esa tónica, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, se permite desde hace años presionar al gobierno argentino (el anterior y el actual), para obtener la impunidad de los infrahumanos que en nombre de sus delirios políticos, fueron protagonistas del sangriento copamiento del cartel de La Tablada.
Unos cuantos humanos derechos no salimos de nuestro asombro. No digo todos, porque hay muchos haciendo de idiotas útiles de la barbarie o asistiendo boquiabiertos a la prostitución de la juridicidad en su propio nombre, creyendo la argumentación más pueril a favor de esta predisposición.
¿Y como es esta juridicidad prostituída?. Una en la que, por ejemplo, los asuntos jurídicos que les convengan a los agresores de izquierda son tratados exclusivamente en los ámbitos políticos y fuera de los tribunales competentes y, por supuesto, ocurre lo contrario cuando esa conveniencia sigue otro carril. Así es que el Presidente de la Rua está intentando encontrar una "salida" al "problema" (pese a ser una cuestión netamente judicial) y una comisión de delegados políticos internacionales está participando activamente "el plan". ¿Y toda esta juridicidad antijurídica en nombre de que?. Pues es evidente: de los "derechos humanos".
Desde la ingenuidad que a esta altura supone pensar que los estándares exigidos a uno son aplicables a todos, uno se pregunta: ¿si el derecho es el fundamento de la maniobra liberatoria en ciernes, no es este un asunto de los Tribunales y, en todo caso, porqué requiere el dictado de una ley?. ¿Se quiere aplicar la ley o se la quiere adaptar para que beneficie a los amigos?.
¿Hasta cuando jugarán con nosotros?. ¿No hay jueces en la Argentina ante los cuales plantear las objeciones que la Comisión de la OEA presenta al Poder Ejecutivo, o es que se teme que esos jueces rechacen tales planteamientos?
Algo anticuados tal vez, algunos estamos cansándonos de que todo el que se haya puesto freno a la izquierda sea perseguido como un perro dentro y fuera de su país y sometido a una severidad digna de una férrea dictadura, mientras que los sátrapas terroristas para los que la vida vale menos que un panfleto, sean tratados entre algodones y exaltados como paradigma de idealismo.