N ° 09/2000
Buenos Aires, abril 10 de 2000.-
La comunidad peruana en Buenos Aires y su conurbano habilitada para votar en ellas asciende a más de 30.000 peruanos radicados en Argentina. Ha sido la casualidad de vivir frente a la escuela municipal French y Beruti por lo que me enterara que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Nacional solo asignaron una escuela para la votación presidencial de ayer.
El largo día lluvioso me llevo a interesarme acerca de la organización de esa elección. ¿Cómo podía ser que miles de peruanos fueran a votar en tan precarias condiciones? Sucede que las autoridades nacionales y municipales no asistieron al gobierno del Perú para ello.
Así 30.000 peruanos, con sus hijos a cuestas muchas veces, sin distinciones de color, raza, religión o partidismo debieron soportar estoicamente la copiosa lluvia para poder votar. Solo un acuerdo de la directora de la escuela con la comunidad peruana local les permitió tener una escuela donde votar.
Claro está que muchos pensamos que nuestro dinero no debería utilizarse en pagar elecciones ajenas. ¿Pero entonces, porqué se usa esas mismas escuelas para elecciones partidarias? Si el principio fuera el buen uso del dinero de los impuestos nadie debería usarlas, salvo que pagara.
Ahora en el caso del Perú existe una razón por la cual deberíamos esmerarnos en colaborar. En primer lugar los peruanos junto al Uruguay son uno de los más cercanos en amistad. Honran a San Martín mejor que aquí. Cuando muchos nos dieron vuelta la cara en la guerra de 1982 por las Malvinas los peruanos estuvieron ahí. Y no como muchos piensan con pertrechos militares, también, y más importante, en el esfuerzo de evitar la guerra.
Durante los últimos años compañías argentinas han ganado privatizaciones y concesiones en el Perú. Esas inversiones y el aumento del comercio deberían hacernos ver que esta mezquindad de no prestarle unas cuantas escuelas para desarrollar sus elecciones son una mezquindad imperdonable.
Esos peruanos que votaban ayer bajo la intensa lluvia, también viven aquí regular y legalmente, pagan sus impuestos y comparten nuestros destinos. Los políticos que tanto se llenan la boca hablando de la hermandad latinoamericana, que luego querrán su voto en elecciones municipales, hace algún tiempo le dieron la espalda a esa gente.
Ante lo sucedido ayer y en honor de aquella actitud de 1982, de nuestra historia, solo podemos alzar nuestra voz para decir “perdón peruanos”, no todos tenemos tan mala memoria, ni somos tan hipócritas.
*Para muchos de quienes tienen prejuicios cabe contar que trajeron baños químicos, se comportaron con total paz y cuidado por la propiedad de los vecinos, que no existieron otros inconvenientes más que alguna cuadra de tránsito cortada por el gentío, ni siquiera los hubo en cuanto a la higiene.