N ° 08/2000
Buenos Aires, abril 03 de 2000.-
Un empleado público está aburrido y comienza a ordenar su viejo archivero metálico, allí encuentra una vieja lampara, también de metal, y al limpiarla sale de ella un genio que le ofrece tres deseos. No muy convencido comienza a soñar en un refresco frío y en forma inmediata aparece una lata de gaseosa bien helada en su mano.
Entonces decide que debe pensar muy bien sus dos siguientes deseos. El segundo que pide al genio es estar en una isla paradisíaca rodeado de bellas mujeres. Antes de poder pestañear se encuentra en una playa asoleándose rodeado de mujeres de una belleza casi increíble.
Entonces decide pedir su tercer deseo, no quiere trabajar nunca más.
El genio sonríe y antes que el hombre vuelva a siquiera pestañear se encuentra en su oficina pública.