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N ° 02/2000

Buenos Aires, febrero 21 de 2000.-

LA REFORMA LABORAL NO ALCANZA

      Desde hace años políticos, economistas, periodistas nos hablan de la necesidad de la reforma laboral para facilitar inversiones y combatir el desempleo. Salvo los sindicalistas que defienden ciertos “privilegios” o “cajas” casi todos los argentinos están de acuerdo.

      Algunas reformas laborales más que establecer un régimen de legislación laboral flexible buscan atacar ese poder sindical, sus cajas. Muchos sindicalistas están igualmente desorientados ya que por mucho poder que tengan en un mundo globalizado, donde los ‘presidentes’ de una compañía son solo gerentes que aplican directivas, mucho para negociar no hay. ¿Qué puede hacer un gerente cuando le dicen que cierre una sucursal?

      Por mucha batucada que hagan los activistas de un sindicato la orden viene de tan lejos que no hay nada que pueda cambiarla, salvo para peor. Porque si quienes dirigen la empresa ven en eso un problema deciden poner la fábrica en otro país.

      Por eso esta reforma laboral es cuando menos insuficiente. En el mundo globalizado hace falta mucho más para que se desarrollen las empresas. Empezando por el respeto al derecho de propiedad y un sistema de impuestos razonable que aliente la inversión, respete las ganancias, etc. Por eso cuando se enojan De la Rua, Terreengaño, Rodríguez Giavarini con el Secretario de Comercio de los EEUU, William Daley por las patentes de medicamentos se equivocan.

      Para avanzar con inversiones también es necesario que sea reformada la ley de sociedades comerciales, que exista la posibilidad de organizar una sociedad sin intervención del estado. Que directores y empleados puedan recibir parte de sus salarios.

      Crear una sociedad o corporación en los EEUU se puede hacer por ejemplo en Delaware, cuesta U$ 140, aquí una anónima U$ 1.500-, más de diez veces el precio y encima cada año la Inspección General de Justicia cobra otros U$ 800 como “tasa de sociedades”. ¡ Ah! En USA muchas tarjetas de crédito por ese precio y por teléfono crean la corporación y se la envían por correo a su domicilio.

      Además el estado no se entromete en el “objeto social” de la sociedad, una sociedad o corporación es comercial, tiene por objeto hacer negocios lícitos, se trate de una universidad, un restaurante, una fábrica de automotores, etc. Aquí hay que describirlo con precisión y no se puede hacer otra cosa. Y si se les ocurre dedicarse a la educación –colegio, universidad, etc.- es un calvario adicional cumplir las reglamentaciones del Ministerio de Educación.

      Por fin los sindicalistas llaman a la flexibilidad laboral como “precarización del empleo”, pero me gustaría contar como la flexibilidad laboral, con bajos impuestos y respeto a la libertad económica generan un ambiente que llamo la “fidelización laboral”.

      En los EEUU donde existen las condiciones enunciadas antes el problema es de los empresarios, no importa donde sea el cartel es “now hiring” (ahora empleando). Los empresarios necesitan hacer ofertas en bonus a los empleados y obreros para que trabajen y no se vayan a otras empresas.

      Hay premios para trabajadores que consiguen que sus familiares entren a la empresa. Hay programas de fidelización en acciones, como por ejemplo el Home Depot ofrece a sus nuevos empleados (que cobran por hora) que si trabajan al menos un año tienen derecho a comprar el equivalente del 20% de sus sueldos en “stock options” a un descuento del 15% del precio más bajo que las acciones hayan tenido en las 52 semanas del año. Cisco cuadriplica el monto de “stock options” si el empleado cumple cuatro años de trabajo continuo.

      En otras palabras quienes tienen problemas con el empleo son los empresarios, el empleador, ellos quieren fidelizar a sus empleados por la brutal competencia que se hace para captar empleados.

¿Precarización?, ¿Modernización con una reforma laboral solamente?

      Nada de eso.

      Si cualquier empresario en el mundo actual debe decidir donde hacer una inversión, poner una fábrica, etc. todo el “ambiente” lo lleva naturalmente a los EEUU. ¿Porqué habría de arriesgar su carrera invirtiendo en Argentina?

      Por eso la agenda de los pensadores, abogados y políticos de Argentina está muy atrás en el tiempo, y mucho más para las necesidades de progreso de nuestro país.

      La Argentina necesita una reingeniería institucional total. Debe modificar el federalismo, sistemas electorales, judiciales (abolir los Consejos de la Magistratura), abandonar la tradición codificadora europea que nos ha llevado a tener leyes que impiden el progreso, etc.

 

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