N ° 10/2006 - Año 7º
Buenos Aires, agosto 25 de 2006.-
La repentina aparición de la nueva testigo estrella de la causa de las coimas en el Senado cuando era presidido por Carlos Chacho Álvarez tiene mucho tufillo a nueva distracción gubernamental. Distracción oportuna para que nadie mire la forma en que abusivamente se lograron “superpoderes” para tener la suma del poder público, hacer contrataciones multimillonarias en dólares sin control alguno, reparto de subsidios (que solo son aumentos de tarifas que el gobierno le hace pagar a quienes no usan los servicios subsidiados).
Algunas cosas de este circo judicial no pueden pasarse por alto. Porque en ningún país en serio del mundo los testigos “tienen” un abogado que los asista. Abogado tienen las partes, los acusados pero los testigos se supone que deben decir lo que saben por sí mismos.
Que la ex asesora del Senador Constanzo necesite un abogado para ser testigo, que el abogado sea quien da explicaciones huele cuando menos a operación política montada por el gobierno.
Que nadie se pregunte porque un “vivo” que habría vendido su voto para aprobar un proyecto de ley lleva el dinero a su despacho y lo deja abierto, no cierra su puerta, ni nada. El “vivo” deja de serlo de un instante para el otro sin que a nadie llame la atención el detalle. ¿Estaba Constanzo haciéndose una suerte de masturbación hedónica de su incentivo, y exponiéndose a ser descubierto?
Que el impulsor de la testigo “protegida” sea el mismo Daniel Bravo que “arreglo el dinero para que Pontaquarto se “arrepienta” y cobre una fortuna de una revista quebrada (Txt), quien armó una falsa denuncia de cuentas cifradas en el extranjero contra Enrique Olivera del ARI, y ahora se encontró en forma “casual” en un bar con el “abogado de la testigo” tampoco parece llamar a sospecha.
Que el ex presidente Fernando de la Duda a quien todos acusaban poco menos que de retardado se halle imputado porque debió saber Mientras quien presidía el Senado (hoy funcionario kakista y chavista en el MERCOSUR), Carlos Chacho Álvarez que presidió la sesión cuando ya Hugo Moyano había hablado de la “Banelco” parece que “podía no haber sabido” deja en evidencia el arbitrario y múltiple criterio de nuestros jueces y fiscales (según la conveniencia política del momento). El retardado debía saber y el más inteligente de los proquesistas argentinos pudo no saber, ni siquiera sospechado.
Que los medios debidamente aceitados no vean en los Solá, Borocotto, Pichetto, Díaz Bancalari, Urtubey y demás travestidos políticos, ya sean intendentes, legisladores, etc. el dinero que fluye para sus cambios de bandera suena a ocultamiento y complicidad.
Nos distraen con las coimas del senado hace 6 años, que si las hubo deben castigarse también, mientras Kirchner se “compra” con el dinero público (disfrazado de ayuda federal) media UCR a través de un grupo de inmorales que fungen de gobernadores e intendentes. Los que se rinden al dinero y la extorsión hecha en forma pública. Porque el dinero con el cual se compran esas voluntades de gobernadores e intendentes radicales no deja de ser dinero que esta coimeándolos, aunque la pongan en una cuenta no personal.
Y mientras tanto los miles de millones de dólares que todos hemos pagado por el “fondo de desarrollo eléctrico de Santa Cruz” nunca han sido justificados en su desaparición, ya que las obras de interconexión no están y ahora las pagamos desde el Ministerio de Planificación Federal.
Ni mucho menos aparecen los miles de millones de dólares que Santa Cruz recibió por la privatización de YPF y las deudas por regalías de esa compañía. Que reconocidos y viejos políticos se la pasen hablando de la gravedad institucional de una coima de supuestamente 300.000 dólares mientras un ex gobernador y hoy presidente se llevo más de U$ 1.000.0000.000 a una cuenta de banca privada en el exterior y jamás ha rendido cuentas, pero le han extendido poderes por encima de la Constitución para manejar a su antojo decenas de miles de millones de dólares del presupuesto nacional.
Si es para hablar de coimas y del dinero público está claro que Kirchner ha logrado hasta ahora una impunidad absoluta. Está claro que el periodismo en general es el cómplice necesario (aun cuando lo hagan por dinero, por miedo y presión) para que se hable de una supuesta coima en el senado de hace muchos años mientras se están cometiendo los abusos más grandes de toda la historia nacional.