N ° 7/2006 - Año 7º
Buenos Aires, mayo 26 de 2006.-
Los optimistas carteles de la propaganda del régimen kirchnerista anunciaban un lleno completo de la Plaza de Mayo el día de ayer 25. Entre otros lemas bastardeando la historia nacional y buscando hacerla partidista llamaban a concurrir porque “Ahora el pueblo sabe de que se trata”
Aceptemos que el pueblo sabe de que se trata debe ser entonces por eso que el pueblo se quedo en su casa o miro otro canal. Porque a la Plaza de Mayo el pueblo ayer no fue. Ni los que fueron podemos decir que estuvieron llenos de entusiasmo, ni mucho menos proclamando la reelección de Kirchner.
Un poco de esa vocación por la cosa pública me hizo darme una vueltita no por la plaza, pero si por Retiro, la 9 de Julio y algunas avenidas donde se podían ver más colectivos que gente. Ni los colectivos pudieron llenar a pesar del derroche de dinero público que hicieron los Kakistas.
La mayoría de quienes fueron al acto kakista son argentinos que sufren la pobreza y la dependencia del estado, del sindicalismo y piketerismo, son esos compatriotas nuestros que sufren la directa consecuencia de las políticas estatistas y socializantes, que sirven solo para asegurar privilegios y riqueza a un grupo de la clase política, una verdadera nomenclatura, y a sus socios contratistas del estado. Esos argentinos que fueron llevados como ganado a la Plaza, a los que se les toma lista al pie del ómnibus de alguna forma encontraron también la forma de decirle no a Kirchner y sus gauleiters mediante la falta de entusiasmo durante el acto, el retirarse mucho antes que hablara el tirano y muchos que prefirieron aprovechar para conocer un poco de Buenos Aires, hacerse un picnic en una plaza o sobre la 9 de Julio.
Lo cierto es que el acto kirchnerista –más allá del obsceno derroche y malgasto del dinero del que nadie explica su origen- terminó por exponer la falta de entusiasmo y apoyo real que tiene el tirano. Todo se reduce a la corrupta tiranía de la coparticipación unitaria de impuestos inconstitucionales y de emergencia.
Detalles típicos de la obscenidad de los tiranos populistas y socialistas son las carpas VIP para funcionarios, los palcos oficiales y otros lujos exhibidos con desprecio de los explotados que son llevados a hacer el número que la propaganda estime suficiente, todo mediante el pago miserable de unos pesos.
Pago miserable por quienes lo hacen, porque lo hacen solo para que simular que ellos son populares y así perpetuarse en el poder. Someter a quienes tienen necesidades básicas a semejante conducta es una indignidad de la nomenclatura. Cuando cada uno de nosotros vea y recuerde las caras sonrientes de los kamaradas del palco y la karpa VIP de ayer, debe recordar que son los miserables integrantes de la Nomenclatura.
Mientras tanto la verdad es que el pueblo ayer parece que sabía bien de que se trata y prefirió decirle NO al tirano Néstor Kirchner.