N ° 6/2006 - Año 7º
Buenos Aires, mayo 12 de 2006.-
Si algo ha distinguido a las peores tiranías ha sido la manipulación de cualquier diferendo político para exacerbar el nacionalismo con actos multitudinarios. Y no solo las peores tiranías como la nacionalsocialista (nazi) o las comunistas de Lenin, Stalin, Castro, Mao Tse Tung, Kim Il Sung y su hijo Kim Jong-il (Corea del Norte donde el comunismo hasta se hizo hereditario), Pol Pot, Hugo Chávez, también las vulgares o dictablandas como la de Leopoldo Galtieri.
Néstor Kirchner no pudo sustraerse a la tradición de esos tiranos y se ha ido a Gualeguaychú para reunir gobernadores, intendentes y militantes rentados en un acto de agresión hacia nuestro vecino y hermano país de Uruguay.
Como una triste y paradójica confesión de la seriedad de su gobierno el acto central se realiza en el “korsódromo” donde la “komparsa” de peronistas ex menemistas, radicales ex alfonsinistas y delaruinistas, lucirán como sin pudor alguno su ductilidad de defender políticas sucesivamente contradictorias como si fueran los “nuevos políticos” que llegaron con el que se vayan todos y nos quedamos todos. También estarán los frepasistas que desde siempre han sido transvertidos políticos por lo cual son miembros de la komparsa por derecho propio.
Un merecido párrafo de cobardía y bajeza merecen los gobernadores que estuvieron presentes en Gualeguaychú ya que desde la asunción de la tiranía de Kirchner jamás se han reunido ni para hablar de football, pero ante un llamado de sus galeutiers salieron a la disparada a hacerle de Komparsa.
No sabían que tendrían que firmar, ni les importaba.
La promesa de Kichner de un pacto ambiental es otra farsa más del régimen. La secretaría de medio ambiente desde De la Rua a Kirchner es una oscura y perdida repartición que nada hace, antes dependía de la Presidencia, claro que esa relevancia de los noventa debe ser mala solo por eso.
Triste ironía del destino cuidadosamente ocultada en todo el país solo dos días antes del korso kirchnerista en Gualeguaychú un grupo de vecinos de Caleta Olivia en santa Cruz reclamaba al galeuteir Sancho por la contaminación del agua en la ciudad que resulta intomable.
El mismo día que don Sancho aplaudía a su amo Kirchner en Gualeguaychú más de 400 pingüinos aparecían empetrolados en Río Gallegos, de ellos 70 han muerto y una semana más tarde el gobierno provincial ignora el origen del derrame.
Santa Cruz es gobernada por el Kirchnerismo desde hace ya 15 años, sus aguas corrientes son intomables, llegan a las canillas de sus habitantes contaminadas y hasta las estadísticas de enfermedades son alteradas con tal de disimular los efectos del desastre ambiental y de salud que causa esa pésima administración.
Y son esos cobardes que se reúnen para aplaudir al tirano quienes lo ayudan para disimular y ocultar el desastre ambiental al que también está llevando al país.
Son esos hipócritas que se reúnen a protestar contra la construcción de dos plantas “pasteras” de celulosa en Fray Bentos pero callan que el río Uruguay es contaminado porque las ciudades argentinas de su ribera no tratan los efluentes cloacales. Y para ejemplo basta decir que Gualeguaychú justamente no tiene ni una planta para tratar esos fluentes y los vuelca al río Uruguay.
No falto el inexplicable Ing. Juan Carlos Blumberg integrando la komparsa kirchnerista, rápidamente olvidando la fenomenal y cobarde campaña de prensa del gobierno contra él y el señor Marcelo Bragagnolo que desde el boletín oficial Página K 12 lanzaron ensuciándolos en forma personal. No puedo entender la cobardía, sino es un imbécil, de Blumberg que quiere no quedar mal con quienes (los Kirchner) dirigen una operación de destrucción de su persona, ya que no han logrado oponerle una idea eficaz, ni han tomado una medida para mejorar la seguridad de los ciudadanos.
El acto del tirano Néstor Kirchner contra el desarrollo de nuestros hermanos Uruguayos ha sido otra muestra de cómo funcionan las tiranías populistas, nacionalistas y socialistas. Actos masivos de funcionarios adulando al líder, recursos estatales al servicio de la tiranía, conflictos con los demás pueblos y las culpas siempre son ajenas.
En Argentina se suma la indignidad de quienes han sido funcionarios de los gobiernos anteriores que el tirano condena cada día como si hubieran causado plagas indetenibles. Prototipo de indignidad es el diputado Díaz Bancalari capaz de hacer trapecismo para subirse al palco de Kirchner, cuando hace solo meses lo enfrentaba en una lista electoral distinta, de escribir una defensa de la intolerancia del tirano en La Nación de una obsecuencia digna de un Himmler pieza digna de un fanático