N ° 5/2006 - Año 7º
Buenos Aires, abril 27 de 2006.-
Los diarios y noticieros de televisión traen las imágenes de las lluvias e inundaciones de Tartagal y Chaco. Las imágenes se suceden y repiten durante semanas y semanas, como si fuera para los demás argentinos algo de un lejano planeta. Pero al periodismo alquilado y fóbicamente antinorteamericano que ante el desastre del huracán Katrina sucedido en menos de 3 días les lleno la boca para reprochar la “lentitud” del gobierno de George W. Bush para enviar ayuda la pasividad del dictador Néstor Kirchner ni les nubla un poco la vista.
Las torrenciales y continuadas lluvias en Tartagal sucedieron por largos meses, en todo ese tiempo ni un funcionario kirchnerista, ni menos el propio dictador visito la zona. Es cierto que Kirchner jamás piso Salta desde que asaltó la presidencia, pero ni un desastre así lo puede llevar. Para Kirchner los salteños deben ser marcianos, bolivianos, o uruguayos, están fuera del mapa argentino.
Durante estos meses donde Tartagal sufrió la crisis por las lluvias Kirchner si tuvo tiempo de viajar incontables veces para orquestar el golpe de estado contra el gobernador Sergio Acevedo y luego encargarse del armado del nuevo gobierno provincial, la “captura” de las cajas provinciales y otras áreas sensibles que aseguren la impunidad de él mismo y de su banda de colaboracionistas.
Ni Kichner, ni su ladero Julio De Vido, a cargo del ministerio de planificación federal (otra broma orwelliana ya que ese ministerio es el corazón del unitarismo kirchnerista) se animaron a visitar Tartagal o Salta, ni mucho menos a lo que era previsible consecuencia de las lluvias de Tartagal, que fue la inundación aguas abajo del Chaco. No hicieron, ni planificaron una sola obra preventiva para evitar en parte la inundación que naturalmente iba a suceder allí.
Solo en el Chaco hay más de 70.000 argentinos afectados por el desborde de los ríos Bermejo y Teuco
La actitud del gobierno de Kirchner frente a las inundaciones en Tartagal y Chaco deja al descubierto que cuando una provincia es considerada “opositora” para ellos esta fuera del mapa argentino. Kirchner aspira a ser el dictador de todos los argentinos y allí donde no lo logra plenamente actúa como si no existieran dentro de la nación.
El gobierno nacional si repartió dinero a periodistas para que lo critiquen al gobernador de Salta porque llueve mucho. Uno de los miserables que expuso esa maniobra fue uno de los conductores del ciclo que va por TN y se llama “A dos sobres”, me refiero al delicado de Gustavo Silvestre que se encargo de “estimar el costo” de las solicitadas donde el gobierno de Salta donde se aclaraba que las lluvias no se debían a supuestos desmontes que además no existen.
Para el muy refinado Silvestre eso era un derroche de dinero público, algo que jamás se le ocurre decir que significan entonces los avisos y solicitadas de gobernadores como Alperovich o antes Colazzo, que solo expresan su apoyo al dictador Kirchner. Eso sí es propaganda política y personal con dinero del estado, un verdadero delito de malversación de caudales públicos.
Ni mucho menos a Silvestre se le cruza por la cabeza decir que el Estado Nacional (y antes también Aníbal Ibarra) casi convierten a diarios y revistas en páginas de avisos oficiales para promover políticamente al gobierno. Esto que también es una clara defraudación del dinero público a los dos ensobrados periodistas se les pasa por alto. ¿O solo será porque el Gran Pravda Argentino y sus empresas lucran también con ese beneficio indebido?
Para reforzar el miserable comentario de Gustavo Silvestre su también suave y refinado cómplice Marcelo Bonelli dijo que para explicar eso hubiera bastado una conferencia de prensa. Lo cierto es que la necesidad del gobierno de la provincia de Salta de tener que explicar esto mediante solicitadas solo descubre la manipulación y desinformación constante que el gobierno nacional y sus cómplices dueños de multimedios nacionales están haciendo.
Es justamente al revés de cómo exponen en “A 2 sobres” el derroche y malversación de dinero público se está haciendo por el Kirchnerismo y sus acólitos, y la presión y manipulación de los medios de prensa es tan fuerte que hasta un gobernador como Juan Carlos Romero necesita poder expresar la cuestión provincial mediante solicitadas.