N ° 5/2006 - Año 7º
Buenos Aires, abril 27 de 2006.-
El mismo día en que el Presidente argentino pretendió responsabilizar al gobierno de Finlandia, dirigiéndole en un discurso una especie de intimación para que detuviera las obras de la empresa Botnia, tomaron estado público declaraciones del Presidente de la misma que dejaron muy mal parado al gobernante del País vecino.
Dijo el empresario finlandés, señor Erkki Varis, que Botnia eligió a Uruguay para realizar su inversión por tres razones. La riqueza de sus suelos, su estabilidad democrática y sus bajos niveles de corrupción, solo comparables -en esta zona del mundo- con Chile, "cosa que no sucede con otros países de la región, pero no hay que dar nombres, ¿no?", añadió.
No dio nombres, pero la alusión a Argentina, que era la otra Nación interesada en ser sede del megaproyecto finlandés, resultó inequívoca. Y a este "ditirambo" agregó la novedad -no sorprendente, por cierto- de que las autoridades argentinas obligaron a empresas de construcción a rechazar negocios con Botnia bajo la amenaza de quedar fuera de la inversión pública.
¿Qué decir ante ese "modus operandi" atribuido al Gobierno argentino y hasta ahora no desmentido? Lo que le dijo el entonces Senador Bouza a sus colegas frentistas cierta vez en la Asamblea General: "esa conducta es más bien una inconducta".
¿Y qué dijo, a su vez, el "señor K"? "¿Qué problema hay por 90 días? Acá está la responsabilidad del gobierno de Finlandia, que también tiene que ver y permanece callado ante este tema y que tendría que colaborar para solucionarlo".
La respuesta finlandesa, propia de un país serio que no admite ser objeto de presiones indebidas, llegó en un periquete. Un inmediato comunicado de su Embajada en Buenos Aires preciso que su país "desea que se solucione el tema lo más pronto posible, pero en el caso de Botnia se trata de un emprendimiento privado". No hay dudas, entonces: no intervendrá en el conflicto.
No paró ahí la réplica. Al día siguiente se supo que la Ministro finlandesa de Comercio Exterior y Cooperación suspendió su inminente visita a Argentina, pero no así la que hará a Uruguay. Más clara expresión de desagrado no puede pedirse ni exhibirse.
Casi al mismo tiempo, se supo que los presidentes de Bolivia, Paraguay y Uruguay acordaron en Asunción que el proyectado gasoducto que unirá a los tres países -desde Tarija a Montevideo- no pase por Argentina. Así lo pidió el Dr. Vázquez y así lo tenían resuelto, al parecer, sus pares de Bolivia y Paraguay.
Se recordará que cuando Kirchner visitó La Paz y Evo Morales lideraba la oposición, se entrevistó con él pero no con quien era entonces el Presidente de ese País. Gesto propio de este descortés contumaz, a quien el visitado en aquella ocasión le paga ahora de esta manera. Ya conoce el paño.
También ha trascendido que cuando el mes próximo Chirac visite Brasil, no hará escala en Argentina. Se la salteará e irá directamente a Chile.
Los destratos de este Gobierno argentino a una importante empresa francesa que había invertido allende el río, más la intemperancia que constituye el estilo de su irritable Presidente, han tenido este resultado quizás previsible. El Presidente de Francia no perderá el tiempo en ir a visitar a su colega argentino. Entre otras razones, porque de pronto lo deja plantado en alguna recepción o función de gala. Es lo que le gusta hacer.
Y dícese, además, que el señor Putin, que hará una recorrida por estas latitudes en junio, tampoco se detendrá en Argentina. Pero ello no está confirmado.
Todo lo cual demuestra que Kirchner está cosechando lo que sembró. Los presidentes prepotentes y gratuitamente descorteses, así como los gobiernos que incumplen sus contratos y destratan a los inversores extranjeros, no son bien vistos en el escenario internacional. A la vista está.