Artículo de "Argentina Days" - Propietario y Director: Santiago Manuel Lozano

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N ° 3/2006 - Año 7º

Buenos Aires, marzo 31 de 2006.-

PARA RECORDAR Y NÚMEROS CON SANGRE

"La primera ley de la historia es no atreverse a mentir; la segunda no temer decir la verdad" (León XIII)

“…Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”, Ernesto “Che” Guevara.

Más abajo van algunos números de las acciones de quienes hoy quieren pasar por jóvenes idealistas que fueron asesinados. Los asesinos habrían sido un grupo de militares que misteriosamente un día se volvió genocida y de la misma inexplicable forma otro día dejo de serlo, habiendo sucedido ambas cosas sin ninguna invasión libertadora ni de los marines norteamericanos y/o británicos. Porque si fueron genocidas y ningún ejército extranjero los venció y libero nuestra nación cabe preguntarse porque cerraron sus “campos de concentración”, sus centros de detención “clandestinos”, liberaron terroristas que habían sido torturados para que luego los denunciaran, etc.

 La verdad es que no fueron genocidas es que las FFAA argentinas no fueron, ni son genocidas, que sus miembros cumplieron la orden de aniquilar a grupos terroristas que pretendían establecer un gobierno “revolucionario”, léase comunista. Cuyo ejemplo por esos años era entre otros el régimen genocida de Pol Pot en Camboya que no solo asesinó a todos los oficiales, suboficiales y soldados del Ejército Camboyano, sino a profesionales, universitarios (estudiantes y profesores), y demás sospechados de pensar distinto.

En ese contexto el gobierno constitucional de Isabel perón y le partido Justicialista ordenó “aniquilar al terrorismo y los miembros de las organizaciones subversivas”.

Dicho esto, que no es convalidar la comisión de delitos en medio de una guerra, ni actos de violencia innecesarios, resulta claro si los militares argentinos hubieran sido genocidas como pretenden las organizaciones de izquierda que fracasaron en establecer su revolución castro comunista no tiene explicación lógica que no hubieran asesinado a muchos de quienes sostienen ahora haber sido torturados salvo que estos quieran blanquear haber entregado a sus ex camaradas.

Un genocida no deja vivos a sus enemigos, a quienes odia, salvo que una fuerza superior lo detenga, en Argentina eso no sucedió por lo que razonablemente se puede pensar que las FFAA buscaron cumplir con sus órdenes, las de aniquilar el terrorismo, pero no más.

Como dijera el propio líder del autodenominado Ejército Montonero, Mario Firmenich “habrá algún que otro desaparecido que no tenía nada que ver, pero la inmensa mayoría era militante, la inmensa mayoría eran montoneros.”. Firmenich tiene claro que fueron ellos los agresores y quienes eligieron el camino de un enfrentamiento armado con el Estado Argentino cuyas FFAA integran. Nadie que se hace llamar “Ejército Montonero, tiene manuales de instrucción militar, códigos de justicia militar, grados y rangos, armas” luego se pretende un joven idealista.

Lo terrible de la agresión terrorista del estado soviético y cubano que sufrió Argentina y ante la cual triunfó militarmente es que hoy quienes servían a un ideal genocida y tiránico cuyo modelo es la Cuba sin elecciones, sin prensa, sin libertad ni para expresarse, ni para leer, ni para nada y no solo era su modelo sino a quienes obedecían, quien los financiaba y armaba (desde entrenamiento a base de retaguardia, descanso y lavado de dinero de los secuestros y asaltos). Quienes fueron terroristas del ERP, de Montoneros, de FAR, etc., son genocidas y si si no se alcanza la reconciliación terminarán siendo juzgados por ello. Los comunistas cometieron delitos de lesa humanidad, sus tiranías en todo el mundo se sostuvieron sobre la base de la supresión y muerte sistemática de todos quienes pensaran distinto. Los terroristas argentinos sirvieron esa causa, la del genocidio comunista, sus ideales “socialistas” no pueden servir de excusa para tapar lo que ya en 1946 había denunciado Winston Churchill acerca del totalitarismo soviético.

Muchos de quienes tenemos familiares caídos en esa guerra que empezó con la agresión del castro comunismo y sus cipayos locales, no queremos mentir, ni ser cómplices de la mentira de Kichner, Bonasso, Verbistky y sus cómplices. Sabemos que de haber triunfado ellos el baño de sangre argentina hubiera sido no de 5.000 sino varias veces los 30.000 que ellos falsamente repiten.

Con el criterio para escribir la historia y juzgar a quienes combatieron en la guerra defensiva de Argentina que Kichner, Bonasso, Verbistky, Garre, Patricia Walsh y muchos de sus cómplices cipayos expresan podemos pensar también lo siguiente acerca de la Segunda Guerra Mundial.

Si luego de la derrota del Tercer Reich se hubiera permitido a los nazis, encabezados por Göebbels explicar la historia de la guerra y dirigir la justicia, seguramente nadie conocería que en 1939 Hitler invadió Polonia y desato la Segunda Guerra Mundial, ni ocupó casi toda Europa mediante agresiones no provocadas. Es más se hubiera juzgado y condenado a los pilotos de los bombarderos norteamericanos y británicos por haber arrasado Alemania y a Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt. Los nazis pasarían por unos idealistas que sufrieron la violencia genocida de las democracias occidentales.

Es que juzgar la respuesta a una agresión desmedida y que viola las reglas por quien cae derrotado y causo esa violencia es un acto de hipocresía e inmoralidad que solo se reconoce en un nazi o un comunista.

La historia es toda o es una mentira. No se puede impartir justicia cuando la hacen quienes agredieron y violaron todos los códigos y leyes de la guerra. La respuesta que tuvieron no fue por maldad sino la que ellos provocaron. Y no es que pudo haber una como con las Brigadas Rojas en Italia, los Baader Mainhoff en Alemania, esos eran grupos anarco-comunistas sencillamente terroristas, pero no perseguían mediante una estructura militarizada establecer una revolución de verdad genocida como han sido todas las comunistas en el Siglo XX.

Los números que causaron la orden de aniquilar a la subversión fueron estos:

21.642 atentados de distinta naturaleza cometidos por la guerrilla entre 1970 y 1979.

5215 atentados con explosivos,

1311 robos de armamentos,

1748 secuestros de personas,

1501 asesinatos de empresarios, funcionarios, políticos, periodistas, militares, policías, niños

 

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