Artículo de "Argentina Days" - Propietario y Director: Santiago Manuel Lozano

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N ° 2/2006 - Año 7º

Buenos Aires, marzo 10 de 2006.-

¡ES LA INTOLERANCIA COBARDES!

Las hoy más conocidas caricaturas de Mahoma fueron publicadas en septiembre de 2005 por el periódico danés Jyllands Posten y su historia es una evidencia más de la intolerancia de los fundamentalistas musulmanes a toda forma de libertad, como de la cobardía de muchos europeos. Esa cobardía debe ocuparnos mucho más que la intolerancia de los fundamentalistas musulmanes, porque esa cobardía permitió el holocausto de los judíos a manos de los nazis, de toda persona libre a manos de comunistas. Y es esa cobardía la que amenaza hoy con permitir que la intolerancia de algunos musulmanes se imponga a la libertad de todos nosotros.

La hipocresía de muchos dirigentes musulmanes no necesitaría ni ser contada, pero parece que cuando ellos levantan la voz, queman banderas de naciones occidentales, embajadas, consulados, empresas, toman rehenes de entre personal diplomático, cuando prohíben a los cristianos llevar la cruz o poseer una Biblia (estas dos conductas en Arabia Saudita por ejemplo son “delito”) no ofenden a nadie, ni atacan nuestra moral ni nuestra religión.

Pero sí la atacan, intentan suprimirla, y con ella nuestra libertad.

Ni hablar del ataque que hacen cuando fijan recompensas por matar “ciudadanos daneses, alemanes, norteamericanos o británicos”. Para muchos cobardes eso no es racismo, ni intolerancia, ni nos debería ofender.

Pero eso no es tolerancia, es cobardía. Como no somos violentos, ni racistas, ni intolerantes quienes preferimos decir la verdad, lo que vemos y percibimos, que es lo que esos fanáticos musulmanes vociferan y promueven. Amamos la paz tanto como muchos de esos cobardes, pero no callamos ante quienes amanzana nuestra libertad y nuestra paz.

Desde la publicación de las caricaturas comenzó un movimiento encabezado por un imán danés para exaltar el odio de los musulmanes contra la libertad de expresión y pensamiento occidentales. No se trata de otra cosa que amedrentarnos para imponer su ley, que es la sharia o el Corán, donde no existe ninguna libertad como no sea servir a Alá.

Y es la cobardía de muchos dirigentes, autoridades de Occidente, en especial europeos, la que nos pone en peligro. Si tienen miedo a la amenaza de motines violentos, la primera conclusión es que quienes amenazan así se han colocado fuera de la ley y por sobre ella, amenazan nuestra libertad y mejor que “apaciguarlos” (lo que ya fracaso con el fanatismo nazi y comunista) sería expulsarlos y devolverlos a los paraísos de donde vinieron, así disfrutan de su libertad y sus hermosas ciudades. Si no les gusta Occidente y como vivimos con tolerancia que se vuelvan a sus naciones de origen, a la de sus padres o abuelos, pero no podemos dejarlos avanzar e imponerse por el miedo de dirigentes cobardes.

Lo que está en juego es la libertad de todo Occidente, la tolerancia. Las manifestaciones de grupos musulmanes en el mismo suelo de Europa exponen sin ambages su ambición de imponernos por la fuerza  su religión y su negación de la libertad. Los dirigentes que han salido a pedir disculpas, a buscar apaciguar no han hecha más que envalentonar a esos fanáticos que odian la libertad, la nuestra.

Ni hablar de cobardías como la de Carrefour que cediendo al chantaje de la violencia musulmana ordeno retirar los productos de origen danés de sus supermercados. Si los musulmanes quieren intimidar a los daneses yo quiero comprarles y que sepan que no están solos, que no todos somos cobardes como los directivos de  Carrefour, supermercado al que por cierto no volveré a ir y espero que muchos también los repudien `por cobardes dejando de ser clientes.

No cometió ninguna ofensa religiosa ni el Jylland Posten, ni sus editores cuando publicaron esas caricaturas, acusarlos, pedir perdón en su nombre son formas de rendición a la intolerancia de las fanáticos musulmanes, es cobardía. Y la ola de violencia que desataron grupos facciosos de musulmanes son otra prueba de su intolerancia. Nada más, nada menos.

 

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