N ° 1/2006 - Año 7º
Buenos Aires, febrero 15 de 2006.-
Hace ya muchos años que los comunistas se han reciclado de verdes ecologistas y/o de indigenistas. Son sus nuevas formas de atacar al sistema económico que ha producido los más grandes avances de la humanidad, que ha sacado a cientos de millones de seres humanos de la pobreza y el atraso, haciendo que hoy muchas personas muy humildes tengan mayor confort que los de un rey hace 80 años.
Y como ya ilustraba George Orwell en su monumental novela 1984, su mayor esfuerzo esta dirigido a cambiar la historia y manipularla para justificar sus abusos de hoy. Evo Morales en sus mensajes ha vuelto con la falsa prédica del saqueo a los pueblos indígenas. Los indigenistas deberían ser coherentes si tanto quieren reclamar volver a su estado precolonial, deberían devolver desde la rueda, el caballo, las vacas, medicamentos, electricidad a cada una de las pequeñas cosas que diariamente se usan, incluyendo el famoso “sweater” (que es una prenda europea, como su nombre revela) que uso durante su gira Morales.
Porque ninguna de esas cosas son producto del desarrollo indígena. Que vuelvan a cargarse en sus espaldas como burros lo hoy que llevan en vehículos con rueda. Que vuelvan a someterse a los sacrificios y tiranías azteca e inca. ¿O todavía quieren esconder que los europeos blancos fueron libertadores de los pueblos indígenas? ¿O solo 12 españoles podían conquistarse millones de indios en la época del arcabuz? Fueron los pueblos indígenas sometidos por los imperios azteca e inca quienes se sacudieron el yugo de esas sanguinarias autocracias combatiendo hombro con hombro con los colonizadores.
Pero si han de ser coherentes, ni siquiera su gas y petróleo tendrían valor sino fuera por el capitalismo liberal de la civilización europeo norteamericana. El gas y el petróleo de Bolivia están ahí debajo hace miles de años y ninguno de esos pueblos jamás logró ni extraerlo, ni mucho menos darle valor. Y vale para el tirano de Hugo Chávez esto mismo.
Si hoy ese gas y ese petróleo valen algo es justamente por la civilización capitalista y liberal.
Si quieren ser auténticos, quedarse con lo que dicen que es de ellos, rechazando al capitalismo y al liberalismo que devuelvan todo y vuelvan a su estado pre colonial, sin agua corriente, sin electricidad, ni vacunos, ni caballos, ni la rueda, ni el acero. Si hasta el oro solo le daban un uso suntuario.
Y por cierto hace ya muchos años que nadie los saquea, ni explota, sino que por el contrario se trata de empresas y empresarios que invierten y crean riqueza, que convierten en útil y comerciable lo que los indígenas ni sabían existía. Y encima se paga por ello.
La única explotación es la de esta tercera conquista que sufrimos los pueblos de América Latina. Una conquista de tipo imperialista explotador que hacen nuestros propios gobernantes, cuya visión de nuestras naciones es “explotar mediante impuestos abusivos y expoliatorios a quienes producen para sostener a la corona”.
Y como cuando sucedió la segunda conquista, aquella donde los reyes borbones al llegar a España reformaron la administración colonial de forma tal que la mayor parte de lo que se produjera fuera como “pagado tributo real” a favor de ellos mismos, nuestro Kirchner, Chávez y Morales solo saben explotar a quienes trabajan, invierten y producen, cerrar los mercados de bienes para favorecer a algunos empresarios amigos y vivos que venden bienes caros y malos. Por supuesto como aquellos emperadores que los criollos combatieron buscando su libertad y derecho a progresar denuncian al libre comercio y las ideas liberales.
Los Morales, Kirchner y Chávez son como Fernando VII, solo les interesa cobrar impuestos y asegurarse enormes fortunas destinadas a sostener sus ejércitos de ocupación, mantener en la pobreza a sus pueblos de forma que se aseguren la docilidad del necesitado. Su enemigo es el mismo, la libertad, de ahí su obsesión por convertir a los liberales en un grupo que sea blanco del odio de los pobres que ellos crean, donde descargar sus fracasos.
Cuando uno escucha y lee a estos hipócritas, buenos para nada, recuerda muchas de las últimas cartas -nada menos- de Simón Bolívar cuando refiriéndose a las revoluciones en Bolivia, y Venezuela en especial, dijo que era como “arar en el mar”, como refiriéndose a los indígenas y “pardos” dijo que “estos países se han vuelto ingobernables y el único camino que nos queda es emigrar”. Bolívar tenía claro el camino de autoritarismo y pobreza al que las ideas que hoy aplican los chavistas, castristas e indigenistas conducía.
Simón Bolívar como Manuel Belgrano, José de San Martín –entre tantos próceres de la independencia de Hispanoamérica- creían en la libertad de comercio y personal, el respeto de la propiedad privada y la limitación de los impuestos para impedir el gigantismo del Estado.